La herida de Macron, el político mutante

César Casal González
César casal CORAZONADAS

OPINIÓN

09 may 2017 . Actualizado a las 09:06 h.

Víctor Hugo, en 1851, hablaba de los Estados Unidos de Europa. Pero en el 2017, por más que haya ganado Macron, Europa está más desunida que nunca. Esa es la herida por la que sangrará el nuevo presidente de Francia desde el primer día. Y no será la única. Macron es el primer político mutante. Me dirán que qué político no lo es. Pero es que este hombre de 39 años es en sentido estricto mutante. Así lo proclama sin problemas. «Soy de derechas y de izquierdas», dice rampante. Ha ganado la cordura, si lo analizamos frente a que la otra posibilidad era la ultraderecha populista de la tormenta Marine. Pero pongamos algo más la lupa. También ha triunfado este político mutante capaz de ser todo lo que haga falta. Creo que queda claro que hace tiempo, sobre todo cuando estalló la crisis en la cara de los de siempre, los más débiles, ya no estamos en un mundo de certezas. Los únicos valores que mandan son los que cotizan en Bolsa. Macron es la frase de Marx, Groucho: «Estos son mis principios. Si no le gustan... tengo otros». Esa sentencia nos sentencia y ha llegado al poder. Ha goleado el sistema. Aplaude rabiosa la Europa de los mercaderes. Los más felices están en las multinacionales. Los que encienden puros con billetes, como en el dibujo de El Roto. Dicen que es una cara nueva. Tan nueva es que puede ser el hombre de las mil caras. Su credo es la República, el patriotismo. No hay más plan. El guion es de tinta invisible y aguanta con todo. Subrayan que enterró la vieja política. No. La vieja política ha sido enterrada por los que manejan la pala, el capital. Ya no les servía. Son ellos los que se han sacado a este Macron de la manga del traje de Versace. Aseado, da bien en cámara. Dúctil. Nos vale. Ojalá borre Macron todas estas frases y demuestre un rumbo y un carácter que, de momento, no conoce nadie, más allá de que había que votar por él para salvar la República del odio lepenista. Ojalá la Ilustración brille de nuevo y que Macron no sea solo un cheque en blanco en manos de los de siempre.