Y sigue...

Tino Novoa EN LA FRONTERA

OPINIÓN

17 may 2017 . Actualizado a las 09:42 h.

En el sótano de la repugnancia siempre hay un piso más. Hace ya mucho tiempo que el ambiente político a consecuencia de la corrupción en el PP se ha vuelto asfixiante. Lo trágico es que cada vez que parece que se puede sacar la cabeza para respirar un poco de aire limpio, inmediatamente llega otro chorro tóxico. Es el cuento de nunca acabar, y cansa, cansa infinitamente. Porque hace tiempo que es evidente que la corrupción en el PP no son casos aislados ni cuestión de personas concretas. Es sistémica. O al menos lo ha sido hasta muy recientemente. Los sumarios judiciales, uno detrás de otro, golpean en el mismo clavo: los populares han aprovechado las instituciones que gobernaban para saquearlas en beneficio del partido. Y, de paso, los ladrones se han llevado una parte del botín para repartírselo con los amiguetes. El latrocinio parece haber estado tan extendido y asentado que al PP le cuesta ahora encontrar a dirigentes con una cierta historia en el partido a los que no les alcancen las salpicaduras de la corrupción. Pero incluso aislando los casos personales, que el PP financió ilegalmente sus campañas con el desvío de dinero público es más una evidencia que una sospecha, más un hábito que una excepción. Y casi cinco millones de euros no son precisamente una menudencia. Con la financiación ilegal de sus campañas electorales, el PP ha pervertido la democracia. Y la enfanga un poco más con cada nuevo caso en este suma y sigue de escándalos.