El mercado del horror

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

06 jun 2017 . Actualizado a las 09:57 h.

Lo peor son los nombres y los apellidos. Los detalles. Las caras que sonríen. La joven rubia, con el tiempo por delante, linda, casi transparente. El pelo como el trigo. Todo congelado por la batalla campal en ese mercado de Londres. Los detalles. Esa chica canadiense que se había trasladado al corazón del mundo cosmopolita para casarse con su amor. La joven australiana que ha salido del coma y que recibió puñaladas, una tras otra. El hombre que consiguió tumbar a uno de los atacantes con el golpe de una cesta. Nuestro héroe del patinete. Segundos eternos. Gritos. Confusión. De una noche de ocio a la noche. Cómo se pasa de estar paseando, riendo, cenando, caminando, a correr, a esconderse, a pelear, a no entender nada, a solo despeñarse e intentar ponerte a salvo. Cómo salen los que lograron sobrevivir de esos segundos eternos, de ese odio, de esa venganza. Un terror grabado como un Guernica para siempre en sus mentes. El mercado del horror no tiene precio. Solo valor. La llegada de los policías. Los disparos. El estruendo. La dificultad de identificar a los agresores. El miedo a equivocarse con el dedo en el gatillo. El truco de los falsos chalecos para que la decisión de disparar y frenar la crueldad fuese un infierno. Otra vez, las flores donde la sangre. Otra vez, el ser humano comportándose como todo menos humano. Los detalles. Los nombres y los apellidos. El prometido de Christine Archibald «la vio morir en sus brazos». Su hermana lo cuenta. Tyler, se llama él. «Tyler está roto en millones de trozos. La sostuvo y la vio morir en sus brazos». Cómo se sale. Otra vez, donde la sangre, las flores.