Una marca que aún vale

OPINIÓN

08 jun 2017 . Actualizado a las 08:15 h.

Nunca cojas un cuchillo cuando está cayendo. Esa máxima que utilizan prudentes inversores es muy válida para lo que ha pasado en el Banco Popular. El problema es que el cuchillo llevaba demasiado tiempo cayendo. Iba directo a la diana sin que nadie -supervisores en Madrid y en Fráncfort, la CNMV o el Ministerio de Economía- pusiera de su parte para frenarlo. Tampoco el propio banco, cuyo silencio, premeditado o no, ha ayudado a cavar el foso. La solución es un terremoto porque supone poner al Popular, ejemplo de eficiencia hasta hace no tanto, al nivel de la CAM, lo peor de lo peor.

Quedan muchos interrogantes. Uno: ¿no se puede preservar una marca, la del Pastor, muy arraigada, que ha resistido bien la crisis del grupo hasta que se hizo insoportable? ¿No es una forma de acercarte a una clientela ahora recelosa, desconfiada? Otra. ¿No se pudo actuar antes de llegar al extremo de la intervención? Más: el Popular tuvo ofertas de compra que no ofrecían un euro, sino varios millones. ¿Por qué se dejó pasar ese tren? ¿Qué justificación tiene el consejo? Miles de accionistas lo han perdido todo, los especuladores y los que confiaron sus títulos generación tras generación. Pero a la bolsa, dicen veteranos inversores, se viene llorado.