Operación bikini

OPINIÓN

09 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Mañana, es hoy. Hoy, por suerte ya es mañana. Cuántas mujeres, no importa la edad, han sentido en sus propias carnes la punzada, a veces, traicionera y mortal, de la enfermedad de los tiempos modernos y que sin eufemismos se llama cáncer.

No respeta edad, condición laboral, estamento social. Aplica la palabra fatal de la no discriminación. La palabra, muchas veces, es el mensaje. Siempre, tiene un contenido. El contenido es, ni más ni menos, la espada negra, fría y despiadada de la sombra que se cierne sobre sus vidas.

Hoy, ya no mañana, la ciencia avanza. Los especialistas ponen todo su saber e ilusión por frenar esta lacra que se ceba en los pechos femeninos de forma casi en exclusiva. Los hombres tenemos pecho, pero de ahí no suele asomar oculto ese tipo de cáncer. Los hombres tenemos otros problemas de salud. Pero, ahora, son los pechos de las mujeres, es: operación bikini.

Ellas, son valientes, tranquilas, serenas: aceptan el dictamen y, en esa aceptación, está la clave del éxito.

Hoy, la mayoría de los cánceres de mama son curables. El porcentaje es insultantemente positivo. Se acerca al 100% de casos diagnosticados en su momento y sometidos adecuadamente al protocolo correspondiente que han sido superados con éxito.

Qué importante, es llamar las cosas por su nombre. Qué valiente es ser valientes.

La pasarela «Operación bikini» es un rasgo de inteligencia práctica, de valentía decidida, de, en definitiva, de dar un paso al frente. De llamar las cosas por su nombre.

Aquí estamos con nuestra enfermedad y no la tenemos miedo, y no os preocupéis maridos, hijos, familiares, amigos. Somos mujeres y podemos con esto y con cuanto se nos ponga en nuestro camino. No nos da miedo el futuro porque admitimos y vivimos el presente.

Y, viviendo el presente, damos un paso adelante izando la bandera de la esperanza a todas aquellas que les visita sin ellas desearlo esta dama del dolor que deseamos que para ninguna sea la señora de la muerte.

Todos vivimos o sentimos de alguna manera que eso nos podía suceder. Valoramos la posible situación y como tal hablamos con los nuestros y les propusimos nuestra forma de actuar en el caso de que se produjera nuestra ausencia. Ese momento decisivo de la vida de cada uno también fue una realidad que asumimos con entereza y realidad.

Hoy, la luz de la superación arriesgada, dura, constante e ilusionante como fue la quimio, el tratamiento, la fase recuperatoria, se expande  por nosotras de forma brillante y elocuente. Se difunde sin rubor ni contrapunto, ni barreras de ningún tipo por nuestro entorno próximo y, no tanto. 

Y, eso, nos llena de satisfacción, de orgullo, de proyecto de futuro.

Y, eso es lo que queremos compartir con todos, contagiarnos de nuestro paso al frente y llevaros siempre a nuestro lado. La mochila nuestra es ahora llevadera y tiene mayor capacidad y mejor  acogida.