Podemos no entiende aún la democracia

Roberto Blanco Valdés
Roberto L. Blanco Valdés EL OJO PÚBLICO

OPINIÓN

JUAN MEDINA | REUTERS

16 jun 2017 . Actualizado a las 08:15 h.

Irene Montero y Pablo Iglesias repitieron una y otra vez, en sus interminables intervenciones de censura, una idea que acabó por convertirse en el mantra de su discurso en contra del PP: que el Gobierno tiene que marcharse. Expresada con fórmulas distintas («La democracia pide paso», «Su tiempo se ha acabado», «La moción de censura dice basta ya y son millones las personas que lo dicen», «Hay que echarlos», entre otras muchas), la idea fuerza que latía en las palabras de los dos dirigentes de Podemos era que la necesidad de acabar con el Gobierno resulta una urgencia nacional y una ineluctable consecuencia de los males sin fin que el Gobierno ha provocado: la corrupción y el crimen como forma de gobierno, el secesionismo catalán, su entrega a una potencia extranjera, su autoritarismo, su franquismo y su machismo, su desprecio a la Constitución, su voluntad de saqueo, la afición al fraude fiscal y un largo etcétera de calamidades y vilezas. 

Como es natural, tan negra diagnosis de la situación que atraviesa el país y de la gestión y forma de actuar de su Gobierno es discutible, pues en eso consiste la democracia, entre otras cosas: en que en ella conviven una gran diversidad de formas de ver, y entender, lo que sucede en la vida económica, política, social y cultural, que es precisamente lo que denominamos habitualmente pluralismo. Por tanto, no tengo duda alguna de que existen varios millones de españoles que coinciden con la visión apocalíptica de quienes presentaron una moción de censura para sacarnos de la supuesta cloaca en la que a su juicio nos vemos obligados a chapotear los españoles.

Ocurre, claro, que ese mismo pluralismo es el que explica que exista otra parte del país que difiere en mayor o menor grado de sus juicios. Y es precisamente la diferencia entre el número de ciudadanos que hay en ambos grupos el factor que determina quién gobierna y quién está en la oposición: eso, aunque Montero e Iglesias no acaban de entenderlo, es lo que, fuera de Venezuela, llamamos democracia.

Porque en democracia son los ciudadanos con su voto y, en su caso, los diputados, con el suyo, los que deciden cuándo un Gobierno debe seguir o tiene que marcharse. Para echar a un presidente del Gobierno, señora Montero y señor Iglesias, la cosa es muy sencilla: hay que ganar las elecciones o lograr la mayoría absoluta en una moción de censura con candidato alternativo. El PP llegó al Gobierno porque ganó las últimas elecciones y Unidos Podemos está en la oposición porque las perdió por goleada. Y el PP sigue en el Gobierno porque Unidos Podemos perdió la censura de esta semana por una goleada mucho mayor: 170 a 82. En democracia no gobierna el que más grita o más insulta autoproclamándose genuino representante de la gente. Gobierna quien tiene más votos populares o parlamentarios contantes y sonantes. ¿A que es facilito?