La casilla de salida

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

26 jun 2017 . Actualizado a las 08:32 h.

Pedro Sánchez ha vuelto a la casilla de salida sin demostrar que haya aprendido nada en su paseo por el extrarradio del Congreso de los Diputados. El ciudadano Rivera se lo ha dicho con claridad: «El no es no ya pasó; ahora es el sí a las reformas, el sí a los españoles y el sí a la legislatura». ¿Qué parte no entiende Sánchez de todo esto? 

Hay algo dramático en el afán del líder socialista por imponer sus criterios con una testarudez digna de mejor causa. Lo que quiere lo sabemos todos, porque él mismo lo ha repetido hasta la saciedad. Sánchez desea fervientemente derribar a Rajoy, pero con reiterar este afán una y otra vez no basta. En realidad lo que nos está quedando más claro es que el líder socialista no ha aprendido nada durante su marcha por el desierto.

El propio Pablo Iglesias ha acusado a Sánchez de caer en contradicciones al recurrir a la abstención para mostrar, a la vez, su firmeza ante el PP y su distancia de Podemos. Es algo que acaba de ocurrir con el Tratado Económico y Comercial entre la UE y Canadá, el CETA. El PSOE ha pasado de apoyarlo a abstenerse, y Sánchez se ha ganado el oportuno reproche del comisario europeo Pierre Moscovici, también socialista, quien dijo que «ser de izquierdas no es estar contra la globalización» y que «el oportunismo no es una política, es una receta segura para el fracaso».

Lo peor de todo es que, después de su indiscutida victoria en las primarias del PSOE, el líder socialista todavía no nos ha ofrecido nada novedoso, nada que no nos haya dicho antes, como si su discurso no pudiese ir más allá del no es no para llegar a la Moncloa. Es el suyo un programa literalmente desolador, por ininteligible, por caótico, por reiterativo. Y también por descorazonador, porque los socialistas no se merecen este trapicheo de cromos, es decir, de excentricidades y de incongruencias. Sánchez debiera tener piedad de su propio partido y de sí mismo, si no quiere estar volviendo una y otra vez a la casilla de salida. Entre tanto, Unidos Podemos le va otorgando credenciales de perdición, que el ciego Sánchez no acaba de descifrar, convencido de que hay un camino para ambos juntos. Y no lo hay. En esto Iglesias no lo engaña.