Pasos hacia un nuevo régimen

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

OPINIÓN

EL NACIONAL

29 jun 2017 . Actualizado a las 09:05 h.

Cuando en una situación política cargada de tensión como la de Venezuela ocurre un incidente como el del helicóptero que sobrevoló Caracas atacando varios edificios públicos, es inevitable que surja la teoría de la conspiración. Para el Gobierno de Maduro el piloto tiene que ser un agente de la CIA, para una parte de la oposición no puede ser sino un provocador del propio régimen con el que se pretende justificar más represión. Sin embargo, y aunque faltan datos, todo apunta a un arrebato de un individuo con un perfil narcisista. Precisamente lo que le faltaba a Venezuela.

En todo caso, y aunque es comprensible que toda la atención de los medios se centrase ahí, este incidente no fue ni remotamente lo más importante que sucedió el martes en Venezuela. Antes del vuelo del helicóptero, Nicolás Maduro había pronunciado un discurso en el que reconocía sin ambages que está dispuesto a la guerra civil antes que a aceptar un cambio de Gobierno: «lo que no se pudo con los votos lo haríamos con las armas». Y después del vuelo del helicóptero el Tribunal Supremo limitaba los poderes de la fiscal general del Estado por negarse a seguir la línea marcada por el Gobierno. En la práctica, esto significa que Venezuela, que ya no contaba con un poder legislativo, se ha quedado también sin un sistema judicial relativamente independiente.

Ahora el siguiente paso en el plan de Maduro, desesperado pero implacable, es la instauración de un nuevo régimen a partir de una Asamblea Nacional Constituyente con la que piensa reemplazar al Parlamento legítimo, en el que ha perdido la mayoría. Puesto que la oposición, obviamente, no va a participar en la elección de esta nueva Asamblea prevista para el 30 de julio, el control de Maduro pasará a ser total. El proceso de sustitución de la democracia por un régimen totalitario se habrá completado. Pero es difícil imaginar que esto pueda hacerse sin una represión y un derramamiento de sangre mucho mayor, toda vez que la oposición representa al menos a la mitad de país y está movilizada en las calles. Es de temer, efectivamente, que Maduro cumpla su amenaza y lo que no pueda con los votos lo haga con las armas.