Con orgullo

Tamara Montero
Tamara Montero CUATRO VERDADES

OPINIÓN

03 jul 2017 . Actualizado a las 08:12 h.

Se afanan los primeros rayos de sol en secar las últimas gotas de lluvia un domingo cualquiera. Y ahí está Hugo, con gesto concentrado. Es la primera vez que le quitan los ruedines a la bicicleta. A su lado, su padre, explicándole cómo mantener el equilibrio. Se gira y levanta la mano. A unos metros, desde la terraza, devuelven el saludo con una sonrisa de padre, esas fabricadas de felicidad salpicada de una pizca de ansiedad y un poquito de tristeza. Dos mesas más allá, dos cafés y un par de tostadas acompañan la conversación de María y Saleta. Ya han elegido restaurante. Ya tienen los trajes. Y ya han fijado la fecha. Solo discuten por una cosa: quién se va a sentar en cada mesa. El ruido de las cucharillas asusta a Manuela. Otra vez se ha quedado frita. Será este solecito. En realidad es cosa de las hormonas. Y piensa en que ya por fin, tiene una familia. Ella misma. Y el bebé que espera. Pasa corriendo Jacobo, esforzándose por batir su propia marca. Cuando nació, en el registro lo llamaron Carmela. Cruza la puerta de la panadería Juan. La pareja de Valeria. Y se encuentra con Javier, que fue su novio allá por los 90. Cuánto tiempo. Qué es de tu vida. Me casé. Tengo un hijo. Si te asomas lo ves. Me he venido a comprar el pan mientras Lolo le enseña a andar en bicicleta. Y así pasa la vida. Con orgullo. De quererse. Cada uno a su manera. Sin que nadie juzgue. Todas las familias son correctas.