¿Salarios al alza? ¿Usted se lo cree?

Fernando Salgado
Fernando Salgado LA QUILLA

OPINIÓN

18 jul 2017 . Actualizado a las 08:44 h.

Señora Báñez: Dice usted que ya va siendo hora de empezar a recuperar el poder adquisitivo de los salarios. «Es el momento de que los sueldos acompañen la recuperación del empleo». Benditas y reconfortantes palabras las suyas, ministra. Lástima que entre los deseos y la realidad se interponga un mar hostil, como le ocurría a Don Quijote cuando pretendió emular al Gaiferos que había rescatado a su esposa Melisendra de manos moras. «Muy bien lo pinta y facilita vuestra merced», le advirtió Sancho al hidalgo, «pero del dicho al hecho hay gran trecho».

 Entre las palabras y los hechos suele haber gran distancia, pero en su caso me temo que media un abismo. Perdóneme, ministra, pero dudo de su voluntad real de cancelar la política de devaluación salarial. Porque, vamos a ver, ¿qué están haciendo usted y su Gobierno para detener la merma de los salarios reales? ¿Acaso no pueden hacer más que «instar» a los empresarios a que -ahora sí- detengan la hemorragia? Sí se puede.

Puede predicar con el ejemplo, porque su Gobierno, ministra, gestiona la mayor empresa de este país. Cuenta en plantilla con casi tres millones de trabajadores. Y todos ellos se dejarán este año -y van unos cuantos- otra tajada de poder adquisitivo. Puesto que sus salarios nominales aumentan un raquítico 1 %, sus salarios reales descenderán medio punto o un punto, dependiendo de que la inflación sea la que prevén ustedes o la que augura el Banco de España.

Más crudo lo tienen aún los extrabajadores y demás cobijados en el hangar de la Seguridad Social. Nueve millones de pensionistas que, con 30 o 40 euros adicionales al año, deberán afrontar el encarecimiento de la luz, el tomate y demás artículos de la cesta de la compra. Y así será, anticipa la Autoridad Fiscal, en años venideros. Hasta que adelgacen lo suficiente para entrar sin apreturas en el ataúd.

Bien sé que su reconfortante alegato no se refería a esos 14,6 millones de nóminas menguantes que administran ustedes, sino a los 14,5 millones de salarios no menos decrecientes que abonan las empresas privadas. Y que en este ámbito quien decide, en primera instancia, es la ley de la oferta y la demanda de trabajo. Cuando el trabajo rarea y una legión de parados aporrea la puerta de las empresas, los salarios tienden a la baja. Solo pueden mantenerse o subir si los sindicatos y el Gobierno ejercen de contrapeso, fortalecen la parte débil de la negociación y consiguen equilibrar la balanza.

Usted, señora ministra, no puede escurrir el bulto con una simple expresión de buenos deseos. Su Gobierno apostó por una política de salarios bajos, precarización del empleo y debilidad sindical para facilitar el ajuste de las empresas. Si ahora realmente sostienen que los sueldos deben subir, tienen necesariamente que derogar o revisar algunas leyes dictadas precisamente para lo contrario. La reforma laboral, sin ir más lejos, que desnaturalizó la negociación colectiva y dejó en pelotas y desprotegidos a millones de trabajadores. De no ser así, habrá que desconfiar de la sinceridad de sus palabras.