Después de la visita real

Gonzalo Parente VENTANA AL MUNDO

OPINIÓN

24 jul 2017 . Actualizado a las 08:12 h.

Es verdad que el viaje de los Reyes de España al Reino Unido hacía tiempo que estaba previsto y que, por diversas circunstancias, tuvo que ser cancelado. En esta ocasión, los reyes Felipe y Letizia hicieron una visita de Estado en la que fueron recibidos con toda la pompa propia de los británicos, lo que produjo gran satisfacción entre los españoles de aquí y de allí. Así, la visita fue un éxito social y diplomático. Pero una cosa es la cortesía real y otra los intereses nacionales. A la primera ministra May le faltó tiempo para advertir que de Gibraltar no se trataría para nada, a pesar de que don Felipe hizo una velada referencia a la necesidad de negociar ese conflicto, largamente enquistado entre las dos naciones y al que hay que buscar una solución. Ahora tienen que negociar el brexit y tendrán que referirse a la frontera de Gibraltar, al igual que tendrán que hacerlo con la de Irlanda del Norte. Seguro que ellos piensan que ambos límites nacionales se van a quedar como están, es decir, de libre paso como antes del brexit. Pero ahora, tanto el Gobierno español como el irlandés tienen la ocasión de poner la frontera en su sitio y obligarles a negociar. Para completar el cuadro de los despropósitos, el Reino Unido acaba de dejar fuera a cuatro importantes empresas españolas para la construcción del AVE Londres-Birmingham, un contrato de unos 7.500 millones de euros que han adjudicado a compañías francesas, italianas y suecas, coaligadas con otras británicas igual que hicieron las españolas. Así, mal empiezan las negociaciones en Bruselas, a las que han acudido sin planes ni papeles.