Señor Rubiales, ni la federación es un trono ni esto es Francia

Elías Espiñeira TRIBUNA

OPINIÓN

25 jul 2017 . Actualizado a las 08:15 h.

Noviembre del 2010, asamblea de la AFE. Luis Rubiales, recién elegido presidente impone la insignia de platino y diamantes al mérito futbolístico, máxima condecoración que puede conceder el sindicato de futbolistas, a Ángel María Villar. Agosto de 2015, en una entrevista Rubiales declara que «ha llegado la hora de castigar al mal gestor, no a los futbolistas ni a la afición», con motivo de un expediente al Sporting. Junio del 2016, cuestionado sobre el futuro de la federación, Rubiales asegura que su función es pensar en los jugadores, a los que representa, y descarta ser el delfín de Villar. Octubre de 2016, Rubiales presta su firma a la carta en la que los presidentes territoriales respaldan a Villar y critican a Miguel Cardenal y a Javier Tebas. La misiva expresa también el deseo de reunirse con el ministro del ramo para explicarle la situación. Octubre de 2016, en la asamblea de la federación, Rubiales justifica las decisiones de la RFEF y reclama acudir a la vía contencioso-administrativa en el caso de que el reglamento electoral vuelva a ser rechazado por el CSD. Rubiales, también miembro de la directiva de la federación y de la Comisión Directiva del CSD, pide al organismo presidido por Cardenal que decida cuáles son las reglas para conocer «qué es blanco y qué es negro. No podemos permitir que nos falten al respeto en el fútbol. No se pueden romper las reglas continuamente». Julio de 2017, Rubiales proclama que hay que «respetar todas las acciones» tras conocer la detención de Villar, además de recalcar que hay que «hacer cambios profundos en la gestión» de la federación.

Conocido el auto de prisión de Villar & Cía, y tras esta breve referencia a algunas de sus declaraciones como presidente de la AFE, ningún jugador profesional o aficionado podrá tener duda de que usted, señor Rubiales, hoy, 25 de julio de 2017, debería ser consecuente con sus palabras y solicitar audiencia al ministro del ramo para manifestarle que retira la insignia impuesta en su día por la AFE al señor Villar, «porque ha llegado la hora de castigar al mal gestor (no a los futbolistas ni a la afición)». También debería retirar su apoyo a Villar y, en aras a informar a sus asociados «de lo qué es blanco y lo qué es negro, y para no permitir que se falte al respeto al fútbol» (con T), para continuar afirmando que lo mismo «la gestión está ahí» como que «hay que hacer cambios profundos». Y para finalizar, algo más personal, como que para usted significa mucho poder ayudar a Villar; además, se siente muy orgulloso de haber trabajado los votos para «un presidente bueno, honrado y trabajador».

Cuando se hacen acciones sin medir los efectos, normalmente se fracasa y te pilla el carrito del helado. Los futbolistas no saben al agujero al que les lleva. ¿Dimisión? No soy quien para pedirla, pero es una opción, y una decisión de los futbolistas en las próximas elecciones a la AFE. Ni la federación es un trono ni usted es el delfín de nadie. Haber puesto al borde del precipicio al fútbol profesional merece «un castigo al mal gestor», señor Rubiales.