El EI y su obsesión con Al Andalus

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

25 ago 2017 . Actualizado a las 08:18 h.

No me atrevo a dar un calificativo al vídeo en el que se atribuyen los atentados de Cataluña. A estas alturas, nadie duda de la calidad de los instrumentos utilizados por el autodenominado Estado Islámico (EI) para difundir su mensaje de terror. Es innegable que las primeras grabaciones de las ejecuciones de occidentales secuestrados o de los prisioneros hechos durante sus terribles campañas en Irak o Siria nos impactaron, y mucho, pero, como suele ocurrir, la reiteración y el tiempo están cobrándoles un precio para el que no estaban preparados: el desgaste. Además, sus mensajes torpes, mal engastados y viejunos son cada vez más patéticos. Su retórica es aburrida y la oratoria lamentable, por no hablar de la pésima dicción en castellano.

La verdad, toda la propaganda de estos bárbaros no impresiona nada. Y es que una ya empieza a estar harta de la utilización reiterada de conceptos históricos de los que no tienen ni idea y de los que han oído hablar con tanta ligereza como imprecisión. La obsesión enfermiza con Al Andalus y su regreso a lo que ellos llaman «tierra del Califato» y, ya lo último, la venganza por la «sangre derramada de los musulmanes por la Inquisición española»... Si Torquemada levantara la cabeza. Me pregunto por qué no les preocupa recuperar el Imperio Otomano, por ejemplo. En fin, con su llamada a los «cristianos españoles» a dejar la «coalición cristiana» y abandonar la guerra contra ellos solo declaran la impotencia que sienten por la paulatina pérdida de territorio en Irak y Siria.

Tel Afar, la última población todavía ocupada por el EI en territorio iraquí, está en proceso de liberación, y Raqa, en Siria, es objeto de un contundente plan de ataque. El Estado Islámico no tardará en ser historia y eso, obviamente, para todos aquellos que lo apoyan es un desastre sin paliativos. Por eso intentan atemorizarnos con su último recurso, morir matando en nuestras calles. Algo que intentarán cada vez más, pero que conseguirán cada vez menos.