Callejón sin salida

OPINIÓN

22 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

¿En qué quedará la cosa? Cataluña vive horas críticas, con mucha tensión, tras el desmantelamiento por parte de las fuerzas de seguridad del Estado de la logística que el Govern catalán estaba preparando para la consulta ilegal del 1 de octubre. Hay varios detenidos, entre los que se encuentra el número dos de Junqueras. Todo es una imagen poco conciliadora y, si más cabe, peligrosa para quienes quieren que el conflicto político no vaya a más.

A mí hay algo que me mosquea muchísimo, y tiene que ver con el hallazgo de diez millones de papeletas. Se nos dijo que el Gobierno de Rajoy no se iba de vacaciones, que iba a controlar las cuentas de la Generalitat… y resulta que pese a los supuestos controles establecidos, hubo impresiones para votar. No lo entiendo salvo que el propio ejecutivo nacional viera interesante dejar que lo hicieran para después actuar cuando mejor les viniera.

El PP y el PdCat (antigua CiU), formaciones salpicadas hasta las cejas de corrupción, han visto claramente en este tema un salvoconducto para despertar a sus seguidores y desviar la atención de los problemas reales de la ciudadanía. Yo no digo que no sea importante este tema, pero está claro que las condiciones en las que se planteaba este referéndum no tenían ninguna base legal ni lógica. Puigdemont debería suspender ya esta iniciativa y convocar elecciones al Parlament. Esto ya es un callejón sin salida. Presionando a los alcaldes, a los funcionarios y pidiendo a cada elector que lleve su papeleta desde casa es sencillamente ridículo. Sin censo oficial, sin posibilidad de votar por correo ni desde el extranjero… sencillamente, patético.

Yo lo he manifestado muchas veces. Me siento ovetense, asturiano, español, europeo… y ciudadano de este mundo. Tengo una nacionalidad que no elegí. Nací en España y creo que es un gran país. Lo que pasa es que yo comparto que hay que dar una vuelta de tuerca a las cosas, empezando por eliminar todo el tufillo fascista que todavía pervive tras cuarenta años de franquismo. Cierto también es que los cambios no pueden venir por la vía que pretende el Govern, pero sí que estaría bien dar voz al pueblo en cuestiones fundamentales como es el modelo de Estado. Cataluña y otras partes de este país no se siente cómodas con los demás pueblos de España, y a veces el resto tampoco comprendemos por qué no quieren estar con nosotros, pero el diálogo, la voluntad política entre las partes y, sobre todo, el interés en la ciudadanía y no otras cosas, conseguiría resolver este dilema.

En artículos anteriores he explicado mi apoyo a la Plurinacionalidad, porque considero a España un estado de naciones. Y el avance hacia una república federal me parece que abriría la posibilidad de encontrar un encaje a todos los territorios que, legítimamente, tienen otras maneras de sentir y de pensar. El problema en nuestro país ha sido que los cambios han sido muy lentos, y los más bruscos han ido acompañados generalmente por la fuerza (como la dictadura franquista), no por la democracia (tal y como empezó la II República tras unas elecciones municipales). Soy consciente de que una medida así para largo, pero quizás el tema catalán abra mentes y evite algunos tabús que por ahora estaban muy restringidos en la opinión pública. Ver veremos.