¡Concordia! ¿Tensión?

OPINIÓN

25 sep 2017 . Actualizado a las 12:23 h.

Los días son largos. Las tardes se acortan. El otoño es tiempo de paz y sosiego. Cielo azul, atmósfera diáfana y recogida de frutos. Eso es el otoño en el campo y, tal vez,  en el calendario.

Pero, ¿es también otoño en la política? ¿Estamos, o están, recogiendo los frutos que estos políticos u otros anteriores a ellos con mirada corta y aspiraciones miopes esparcieron en el tiempo de la siembra? Cuántas semillas se perdieron en tierras baldías, cuántas no regadas en momentos de la gran seca.

Qué categoría de políticos, qué talla intelectual señoreaba sus amplios hombros. Además de pelos ondulados o espesas barbas: ¿anidaba alguna idea útil (sutil), alguna ilusión que iluminara a sus votantes? ¿Hay algo dentro de esas esbeltas cabezas?

Yo, suspicaz lector, no quiero ahora, al menos hoy, investigar en los documentos depositados en los archivos de la historia más reciente. De la otra, la de otros siglos y épocas, serían objeto de una reflexión más profunda…

Ahora lector que sabes leer entre líneas, sólo quiero que reflexiones conmigo unos momentos en tus ratos de ocio sobre esta tensión cada vez más intensa que se ha instalado en nuestra sociedad como la crisis y que se ha llegado para no irse a corto y medio plazo.

Está a gusto, está acomodada, satisface a ambas partes. Cada uno de los bandos tapa sus vergüenzas. Ganan tiempo al tiempo. Se irán como vinieron. Se irán de rositas con sus ocurrencias de tres al cuarto y su medianía intelectual. Y su enana talla política quedará atravesada en la autopista del futuro de un pueblo (el español) que no avanza en la concordia porque la tensióndomina todos los ámbitos: el familiar, el político y el social. 

En la variedad está el gusto. La pluralidad es signo y muestra de riqueza sobre todo en el ámbito cultural y político. Las ideas se enfrentan a los intereses materiales, inmediatos, crematísticos, fútiles, vacíos…

La inercia y el pasotismo se alían y forman un tándem compenetrado en la ofuscación por no querer primero ver y luego admitir la cruda realidad. Miran hacia otra parte o, lo que es peor, adoptan la postura de no mirar al frente, de dejar que corran mudas las manillas del reloj como si las cosas no fueran con ellos, como si las obras se ejecutaran solas, como si un ángel bajara del cielo y labrara la tierra mientras san Isidro rezaba en la iglesia.

Tensión, es concepto popularmente negativo. Nos da miedo. Nos pone sobre aviso. Nos incomoda. Nos cierra puertas. Concordia, en cambio, es llamada a la ilusión, ventana abierta a un espacio vacío nuevo, a un aire fresco, a una nueva convivencia, a una ocasión positiva por un Estado de todos y para todos, por una convivencia sin tensión.

Esto es lo que deseo haciéndome eco de todos los españoles, que empiece a ser una realidad desde ya.

No esperemos al 2-0. Pues, si ya es difícil remontar un 1-0 en contra. Imagínate si llegamos al 2-0.

Ni Cristiano Ronaldo con su fuerza atlética, ni Messi con su don de Dios, podrían empatar ese partido y, menos aún, llevarlo a un final feliz.

Concordia, llega ya. Llama a la puerta cerrada a cal y canto de estos políticos sumidos en la mediocridad galopante y en su egoísmo resupino.

Concordia, esfuerzo de todos, lidia el partido del resentimiento y líbranos de la tensión.