Acotaciones al lio español y catalán

OPINIÓN

04 oct 2017 . Actualizado a las 12:52 h.

HISTORIA: El pasado reciente de España (incluida Cataluña) está repleto de conflictos internos desmesurados y casi siempre innecesarios. Las sublevaciones, las asonadas, las secesiones, los golpes de Estado, los derrocamientos, las disputas feroces en forma de guerra (la carlista o la civil) están en la memoria colectiva. Parecía que esta vez con la Constitución del 78, la integración en Europa y la homologación con las democracias occidentales (la modernidad, en suma) era posible dirimir las diferencias sin necesidad de acabar a garrotazos. Pues va a ser que no. Ha vuelto a salir la vena atrabiliaria que nos empuja irremediablemente al enfrentamiento. Los catalanes se comportan como auténticos españoles.

CATALUÑA: Hace tiempo que los gobiernos nacionales están en retirada sea por presión del nacionalismo, por pactos o por pereza política. En público casi solo existe la referencia catalanista, cada vez más radicalizada, sin contraposición (salvo algunos casos aislados de intelectuales que ven más allá de su pomarada). Y aun así hay un alto número de catalanes (nativos o sobrevenidos) que aun hoy se resisten a dar el paso hacia la insurrección. Solos, callados y abandonados. Y eso que la sociedad civil independentista está muy organizada, muy capacitada y muy bien alimentada (ANC, Ómnium) por el poder para presionar en todas las esquinas (incluidas las escuelas). Y que desde Más en adelante la Generalitat ha aprovechado todo (crisis económica, recortes, malestar social imputando siempre a Madrid) para sumar adeptos. Y ha logrado avances significativos con cargo a la incompetencia de Rajoy: lo último internacionalizar el conflicto gracias a las imágenes de la violencia injustificada.

RAJOY: Menos mal que el desafío final ocurre con el PP en el Gobierno. No quiero pensar lo que diría Rajoy estos días si gobernase cualquier otro. Ahora pide unidad a los constitucionalistas pero él nunca se la dio a Zapatero en este asunto catalán (parte del problema viene del recurso al Constitucional contra el Estatut presentado por el PP bajo su dirección) ni en el de la tregua definitiva de ETA (gestionada por Zapatero y Rubalcaba) que también acabaron con el secesionismo de Ibarretxe hábilmente- sin que se produjese la  entrega del País Vasco y de España a los etarras como pronosticaban entonces Rajoy y adláteres). Sea por vagancia, por incompetencia o por ambas no ha encarado nunca el problema catalán y ahora es tarde para todos. Pero cuidado con pronosticar su fin político: el PP no necesita los votos de Cataluña para gobernar España, la izquierda está dividida y tiene una base de votantes muy consolidada que han recibido con alborozo los garrotazos de estos días. Esos que creen que España es una finca de su propiedad que hay que explotar (corrupción) convenientemente están muy a gusto con todo esto.