Se llama Unión Europea

César Casal González
César Casal AL ROJO VIVO

OPINIÓN

RAFA RIVAS | afp

15 oct 2017 . Actualizado a las 10:22 h.

No entendió Puigdemont demasiadas cosas. Pero no comprender dos siglas tan universales como son las de la UE. La UE quiere decir Unión Europea, no desunión. Cierto es que el viejo continente está envejecido y tiene muchos frentes que atender, pero por eso mismo no iba a consentir que le saliese otro achaque en Cataluña. La UE es sobre todo dinero. Así empezó. Se llamaba la CECA, unión del acero y el carbón, en 1957. El papel moneda une más que el papel de los tratados. Y el objetivo era ya sumar esfuerzos, no pintar fronteras y crear problemas. A los europeos nos sobran. Hasta el bréxit se está convirtiendo en un culebrón empantanado, con cada vez más ingleses echándose para atrás. Como para que Cataluña, y su delirio secesionista con una legitimidad que solo ven ellos, agite de nuevo a los escoceses, les dé ideas a los corsos o provoque que un land alemán improvise. Cerraron filas con la legalidad los jefes de Estado y los mandos de la instituciones hicieron el resto: nada de más fronteras en la UE. Ya tenemos decenas. Ese golpe fue el que más dolió a los independentistas. El catalán desde que nace se cree más europeo que otro español de Murcia o de Monforte. Toda la vida hemos oído el cuento de que Cataluña está un peldaño por encima del resto de España. Allí en los años grises tenían el cine porno a tiro de Perpignan. Allí consideran París casi como un barrio que tienen al norte de los Pirineos. Mientras que los gallegos o los andaluces creemos que la torre Eiffel es un platillo volante. Desde ese pretendida cercanía con Europa, el rechazo de la UE a su causa les escoció de forma especial. Pero es que el dinero, el euro, es lo único sólido de la Unión Europea. Y, en realidad, este asunto lo decidió el Banco Central Europeo, que son los que fabrican los billetes y por lo tanto los que mandan. Super Mario y su jefa Merkel no dudaron ni un segundo de que la algarada se tenía que quedar en humo. Europa, dama envejecida, no quería sufrir un infarto en el corazón del Mediterráneo, bastante disgustos le da ya el Mediterráneo desde que es un tanatorio de refugiados.