18 oct 2017 . Actualizado a las 08:43 h.

Minogue Park, Hamilton, Nueva Zelanda, diciembre de 2013. Domingo por la mañana. Joe Webber, all black, acude a jugar el Torneo Social de Rugby Touch con su familia, amigos y vecinos. Una semana antes, estaba en las World Series de Seven llevando la camiseta negra.

Esto es el rugby en Nueva Zelanda, estilo de vida, cultura, integración, humildad, valores, educación a través del deporte. En España aún es un deporte minoritario, pero va creciendo a muy buen ritmo. Los clubes de rugby y las federaciones están haciendo un buen trabajo de desarrollo. Esto se nota a nivel nacional: con las selecciones, tanto femenina como masculina, que participaron en los Juegos Olímpicos de Río 2016; con el pasado mundial de las leonas en Dublín y la fase de clasificación que les espera a los chicos esta temporada; con el lleno del estadio Zorilla de Valladolid para la final de la Copa del Rey; con tener a Alhambra Nievas como una árbitra de reconocido nivel internacional; con tener previstas las finales de la liga europea en San Mamés para el próximo mes de mayo; y, cómo no, con este premio Princesa de Asturias para los All Blacks, que muestra el rugby a través de su juego y sus valores.

Ese binomio de juego y valores siempre va parejo, y l@s que jugamos a rugby, lo explicamos con ejemplos de los All Blacks. No les vale ganar, quieren hacerlo bien. Trabajan en equipo. Juegan limpio y respetan las decisiones del árbitro. Están orgullosos de llevar la camiseta negra. Tienen ambición, disciplina, se divierten jugando y, a pesar de ser el mejor equipo de rugby del mundo, son humildes y mantienen estos valores.

La filosofía all black la expresa de esta manera James Kerr en su libro Legacy: «El carácter surge de nuestros valores, de nuestros propósitos, de los principios que nos marcamos para nosotros mismos, de nuestro sacrificio y nuestro compromiso, así como de las decisiones que tomamos cuando estamos sometidos a presión».