La España de Huntington

Juan Carlos Gea. Periodista y escritor

OPINIÓN

19 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Si algo hay más quimérico que el intento de definir un país exclusivamente a partir de su pasado, es el intento de atrapar la esencia de un país a través de la recolección de las producciones culturales que el tiempo ha ido acumulando sobre su territorio; y mucho más, cuando el impulso de ese empeño no procede del propio país ni parte de una iniciativa más o menos interesada de sus instituciones. Sin embargo, Archer Milton Huntington se empeñó en ello y creyó, sin duda, de buena fe haber materializado una parte nada desdeñable de su anhelo extraordinario; un sueño que se explica y se sostiene desde una pasión solo comparable con la disponibilidad casi ilimitada de recursos para entregarse a ella; la tarea de «condensar el alma de España en contenidos, a través de obras de la mano y del espíritu», según describió su afán él mismo.

Por eso, la Hispanic Society of América tiene algo de aventura fabulosa o de contenedor milagroso en su viejo edificio de la calle 55 Oeste de Manhattan. No encierra junto a sus fondos, como otros museos del mundo, el testimonio más o menos legitimado de un expolio o un vestigio involuntario de la arrogancia colonial. Tampoco es sin más el búnker de un megalómano fetichista entregado sin criterio al acopio de piezas o el archivo herméticamente sellado al servicio exclusivo de algún sanedrín de estudiosos. Hubo en Huntington una mezcla de entusiasmo, respeto, sagacidad, generosidad y buen juicio que dotó de un carácter singular a su empresa y que trasvasó, cruzando el Atlántico, algo que no tiene por qué ser la definición de España o de lo hispánico, pero que sí es extremadamente valioso: un acúmulo de de logros materiales e inmateriales que fueron dejando tras de sí -y con ellos, una cierta idea de sí mismos- los habitantes de una vasta y heterogénea porción de territorio en el extremo sudoccidental del continente europeo. Es también la idea que un magnate ilustrado llegó a hacerse de nuestro país a partir de un tesoro de arte, bibliografía y documentación permanentemente disponibles para un debate que -sea lo que sea España- forma parte con toda seguridad de su alma y de su esencia.