El culpable duerme cerca

OPINIÓN

20 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta semana está siendo negra, triste, espesa; como el humo de esos fuegos que han arrasado el noroeste de la península Ibérica. A uno, que nunca ha tenido mucha esperanza en la raza humana, salvo escasas excepciones, le ha servido para reafirmar su creencia. No sólo por los incendios --dejemos a parte el tema Cataluña, que se repite más que un bocata de criollo-- , sino por todos aquellos mezquinos que en pleno auge de los incendios empeñaban más fuerzas en buscar culpables y cortar cabezas que en apoyar y tratar de remediar la tragedia. La cantidad de estupideces que hemos escuchado y leído en estos días es inabarcable. Incluso, una solvente jurista me ha rebatido en redes sociales que los fuegos se hacían para especular y recalificar terrenos, y que de todo este tenía la culpa el PP. Cuando la ideología se apodera del juicio y la razón los vencedores son el sectarismo y la ignorancia.

Tratar de reducir las causas de los incendios a una es una tarea poco plausible. Más bien, es una tarea imposible y llena de falsedades, puesto que las razones y causas son varias. Señalar un culpable antes que lo dictamine la justicia está dentro de totalitarismos sectarios que galopan al son de los extremismos --unos y otros, izquierda o derecha, me da igual--, esos que tanto triunfan.

Leyendo a Nacho Carretero en El País uno saca muchas conclusiones, y todas correctas y acertadas. Nacho es una voz reconocible y valorada, es uno de los mejores cronistas que uno puede leer en la prensa española. Leyéndole, y leyendo las fuentes de las que bebe a la hora de elaborar sus piezas, se deduce que nadie ha venido de fuera a quemar nuestros montes. Y esto, aunque joda leerlo, es verdad. La mayoría de incendios acontecidos en nuestro país han sido causados por ganaderos y agricultores de la zona. Olvídense de mafias y redes de pirómanos; también de políticos, de papeleras y de empresarios despiadados. El culpable está mucho más cerca de lo que creen, en la mayoría de casos es ese ganadero y/o agricultor que se cruzan en el bar de sus pueblos. Esos «encefaloboinos» que tienen su cerebro en el hueco entre la boina y las cejas: personas de poco cerebro, pero gran inteligencia para su beneficio.

Estos y los que tenemos fincas y montes heredados que desconocemos o no cuidamos somos los culpables. El culpable suele dormir cerca del foco del fuego, y su parné lo guarda en el colchón.