Ojalá no tuviese que hacerlo otra vez. Ojalá no tuviese que hablar de esto de nuevo. Ojalá no hubiese necesidad de ponerlo por escrito. Ojalá. Pero ha pasado. Otra vez. Así que allá vamos. Otra vez más. Es sencillo. No hace falta ni apuntarlo. No es no. Ya está. Otra vez más. Ojalá esta vez haya quedado claro. Pero vamos. Vamos otra vez más. Para los rezagados. Para que no haya por las calles ni un solo cartel más con el logo de un ministerio diciendo que a tu hija la han violado porque las chicas beben y luego claro. Lo voy a repetir, porque me parece que aún no ha quedado meridianamente claro. No es no. Lo escribo de nuevo para que no haya que volver a ver telediario tras telediario como a una joven la juzga un país entero por el mero hecho de que ha denunciado que la han violado. Ojalá nunca más. Ojalá dejar de decir esto aporreando el teclado. Pero allá vamos. Una vez más. Otra vez más. No es no. Y para entenderlo no hacen falta informes de detectives privados. No es no. Aunque en las redes sociales colguemos que nos hemos ido a la playa, la foto de ese plato tan rico que nos hemos comido en el restaurante y que madre mía, que esta asignatura es difícil que a lo mejor no la saco. Una más. Para los que a lo mejor todavía no lo han memorizado. No es que no. Punto. A ver si de una vez nos lo aprendemos. A ver si es la última que lo repito. No es no. ¿Está claro?