El delito y la desigualdad social

OPINIÓN

30 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Las políticas sociales son en parte culpables de fomentar los delitos? ¿Delincuente o instinto de supervivencia?  Hay muchas preguntas que nos hacemos cuando vemos a gente común, sin ningún tipo de comportamiento antisocial y perfectamente integradas en la sociedad, como un día se convierten en delincuentes. ¿Cómo es eso posible? Cuando se limita a una persona el acceso a la educación, vivienda y trabajo, se crea una necesidad, esa necesidad te lleva a una obligación familiar que tienes que cumplir para con los tuyos. Si no tienes acceso a la educación estas limitando tus opciones laborales, si no tienes trabajo no puedes pagarte una vivienda y así en el orden de las cosas. Cuando tienes cargas familiares y las circunstancias sociales te llevan a la pérdida de empleo, eso deriva en una serie de consecuencias colaterales en la estructura familiar que te llevan al abismo y la desesperación.  Si no puedes cubrir las necesidades básicas del núcleo familiar entra en juego el instinto de supervivencia por encima de la razón. En ese momento se produce el delito coaccionado por la carencia de necesidades básicas y necesarias para coexistir en una sociedad normalizada. Si además el resto de familiares crecen dentro de un núcleo de necesidad, se entra en una dinámica espiral, potenciando el riesgo de supervivencia y la necesidad de delinquir.

¿Cómo podemos prevenir esa delincuencia? Si erradicamos la desigualdad estableciendo unos pilares sociales inviolables donde todas las personas tengan el derecho y acceso efectivo a la educación, trabajo y vivienda, estaremos contribuyendo a la prevención y erradicación del delito de supervivencia.

Mientras tanto, nuestros jueces, deberían tener en cuenta la situación social del reo, los motivos que lo llevaron al delito,  para así establecer unas medidas acordes al modelo de justicia restaurativa, basada en unos principios  orientados a la reeducación y reinserción social efectiva, que de no abordarse en los términos de desigualdad social  estaríamos reincidiendo en la  hipocresía de un modelo restaurativo  que utiliza el trabajo como  instrumento básico para la reinserción de la persona, cuando la realidad es que la falta de este es la que lo ha llevado a la necesidad de cometer el delito.