De bombas y versos

OPINIÓN

13 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Aparte de haber repetido como ministro de Franco durante la dictadura en atención a sus méritos de guerra, el almirante franquista Salvador Moreno, que tenía una calle en Pontevedra hasta que el Ayuntamiento le puso el nombre de Rosalía de Castro, estaba al frente del crucero ligero Almirante Cervera cuando desde el mar de Gijón bombardeó la ciudad en compañía de la Legión Cóndor nazi. Hizo algo semejante en la costa mediterránea, entre Málaga y Almería, durante el éxodo de la población civil de una ciudad a otra en 1937, huyendo del avance del ejército golpista.

Sabemos que Salvador Moreno, por traicionar a la segunda República y apoderarse del crucero Almirante Cervera fondeado en el puerto de El Ferrol para ponerlo al servicio de los militares felones, obtuvo la Cruz Laureada de San Fernando. Gijón fue la ciudad del norte más largamente bombardeada durante la guerra, 500 días entre el 23 de julio de 1936 y el 20 de octubre de 1937, una fecha antes de su ocupación por el ejército franquista en medio de un panorama desolador. 

En la memoria del presidente del Gobierno, que lo es de todos los españoles, no cabe esa historia. M. Rajoy no sabe por qué se le cambió el nombre a esa calle -por la misma amnesia histórica que su gobierno procura y fomenta con su desprecio a las víctimas de la dictadura-, pero quienes tuvimos a nuestros padres y abuelos durante quinientos días sumidos en el miedo, la angustia, la destrucción y la muerte que provocaban los cañonazos del Cervera y las bombas de la aviación hitleriana, celebramos mucho que sea el nombre de una gran poeta el que sustituya al de ese almirante en la calle donde M. Rajoy vivió.  

El jefe del Gobierno de todos los españoles debe recordar, además, que otros grandes poetas como la gran figura de la poesía gallega (Machado, Hernández, García Lorca) fueron también víctimas de los camaradas de su almirante. Y alguno (Lorca), aunque viva en la memoria de todo el mundo culto, no tiene ni siquiera una digna sepultura en el país al que tanto amó.