El recibo

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

27 dic 2017 . Actualizado a las 08:58 h.

Llevo dos meses sin saber cuál ha sido mi consumo eléctrico. Este mes he recibido una factura solo por la conexión y, ante la pregunta de cómo es posible que con la automatización del servicio aún no me hayan cobrado el consumo, surge en mí la sospecha, basada en anteriores experiencias, de que la compañía eléctrica está esperando a que llegue el año que viene para añadir, al anunciado incremento justificado en la pertinaz sequía y reducción del funcionamiento de las centrales hidroeléctricas, el que suelen aplicar cada año nuevo.

Hace más de dos décadas, un ingeniero experto en cuestiones eléctricas ya me advirtió que la factura de este servicio básico sufriría un incremento exponencial con el tiempo hasta convertirse quizá en el recibo mensual más caro. Me explicó que, entre otras cuestiones, la producción de las energías renovables no solo no era rentable sino que resultaba carísima y que para afrontarla las compañías eléctricas repercutían de manera encubierta su coste en el indescifrable recibo de la luz.

Transcurrido el tiempo, y pese al cambio en la descripción del recibo, debo confesar que sigo sin entender por qué pago lo que pago. Entiendo aún menos cómo es posible que un país como Alemania en donde la iluminación solar es tan escasa y débil en comparación con nuestro país la implantación de la energía solar avanza a pasos agigantados y no solo supone una reducción en el recibo de la luz de los ciudadanos sino que les aporta beneficios al cabo de pocos años tras amortizar los gastos de instalación. Y, desde luego, me desquicia no comprender cómo siendo Galicia, a pesar de este año tan complicado, una productora de electricidad paguemos tan cara la luz.

Viene a mi cabeza una sola explicación: una inadmisible gran estafa eléctrica.