Pensiones: algo se mueve, por fin

Fernando Salgado
Fernando Salgado LA QUILLA

OPINIÓN

06 feb 2018 . Actualizado a las 08:47 h.

Después de meses de parálisis parece que algo se mueve en la mesa que estudia el futuro de las pensiones. Ayer mismo, Gerardo Camps, portavoz del PP en el Pacto de Toledo, lanzó dos propuestas que pueden ayudar a desatrancar la parsimoniosa negociación. La primera, ya prologada por la ministra del ramo, permitiría a los mayores de 65 años compatibilizar la percepción del 100 % de la pensión con el trabajo autónomo o asalariado. La segunda aboga por compensar con impuestos la merma de ingresos que sufre el sistema como consecuencia de la pléyade de exenciones, bonificaciones y tarifas planas de las cuotas a la Seguridad Social. Más discutible la primera que la segunda, ambas las considero positivas.

Habrá quien alegue que la compatibilidad de pensión y trabajo frenará el relevo generacional y dificultará el acceso al mercado laboral de parados o jóvenes que buscan su primer empleo. El jubilado, nos dirán, debe echarse a un lado y dejar paso, dedicarse a cuidar sus rosales, sacar el perro y pasear a sus nietos por el parque. Creo que el efecto tapón -mínimo, de existir- se ve sobradamente contrarrestado por la riqueza que muchos jubilados, en plenitud física e intelectual, y con sus baterías cargadas de experiencia, aún pueden aportar. Retirarlos al desván, como trasto viejo e inservible, supone descapitalizar el país. Aparte de que los que siguieran en activo ayudarían, con sus cuotas, a sufragar las pensiones: ya no la suya, sino la de otros que vienen detrás.

La segunda propuesta me parece indiscutible. No tiene lógica que la Seguridad Social asuma gastos que no le corresponden. La reducción de cuotas, las exenciones y las tarifas planas son medidas arbitradas para fomentar el empleo y, como tales, deben ser financiadas con cargo a los Presupuestos del Estado. No arrojarlas sobre los débiles hombros de la Seguridad Social.

Asegura Gerardo Camps, quien debe conocer las cifras de primera mano, que estamos hablando de «miles de millones de euros», suficientes para eliminar de una tacada todo el déficit de la Seguridad Social. Los números rojos pasarían al Estado, claro, pero el trasvase tendría de inmediato una consecuencia positiva para los pensionistas: podrían empezar a recuperar el poder adquisitivo que les están sisando. Sucede que las pensiones no pueden subir por ley más del 0,25 % mientras el sistema tenga déficit. Si este desaparece, advierte el portavoz del PP en el Pacto de Toledo, «se podrían aplicar subidas del IPC más el 0,25 % o del IPC más el 0,50 %». ¿Dónde hay que firmar?

No deja de sorprender que una propuesta tan razonable salga de quien, días atrás, ensalzaba la salud del sistema y proclamaba que «las pensiones medias son prácticamente iguales a los salarios medios» en España. Una afirmación tramposa, un sofisma para disimular la brutal anemia del modelo. Y para ocultar un punto de inflexión alarmante: las nuevas pensiones (más elevadas, por eso sube la media) son ya superiores a los nuevos (y raquíticos y devaluados) salarios que deben soportarlas.