Funcionarios que funcionan

OPINIÓN

16 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace unos años, Ramón Quirós (ex-consejero de Sanidad del Gobierno del Principado de Asturias) sorprendió a los presentes (en su mayoría funcionarios del departamento que dirigía, durante una copa de Navidad) con un discurso inusual. Dijo que antes de entrar a trabajar había que venir ya de casa «desayunado, con el periódico leído, cagado y llorado». Durante unos días saltó la polémica en Asturias con uno de los tópicos que en España más se dice: lo poco que trabajan los funcionarios. Esta semana ha salido otro ejemplo (ya denunciado hace tiempo) en la Ciudad de la Justicia de Valencia a través de un programa de televisión.

Como en todo hay una parte de verdad. Quizás los funcionarios que más me sacaron de quicio en mi vida hayan sido los de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. No conozco a nadie (repito, a nadie) que haya salido de la Secretaría de Alumnos (que es donde los alumnos nos podíamos informar de todos los trámites a realizar con la Universidad) contento con el servicio ofrecido. Con este ejemplo, lo que quiero decir es que la mala fama que arrastran los funcionarios la tienen en algunos casos muy merecida, al igual que los periodistas la podemos tener con la manipulación de noticias… pero no deja de ser cierto que no se puede medir a todos por igual, y es imprescindible afirmar que la amplia mayoría de los funcionarios realizan su trabajo de manera ejemplar y honrada.

Sinceramente, creo que son fundamentales y que funcionan. El PP quiere cargarse la función pública privatizando (o externalizando, como les gusta decir) los servicios y yo lo considero un grave error. Siempre venden que en la empresa privada se trabaja mejor, y a mi parecer es más mito que otra cosa. Saco entre otras cosas esta reflexión de mi experiencia en empresas privadas, como en la que trabajé en Alemania, dedicada a la limpieza de habitaciones en hoteles, donde todo se sacaba adelante por medio de chapuza tras chapuza.

Eso sí, para aquellos funcionarios que incumplan con su deber, como los que ofreció el reportaje de Cuatro, tendrían que ser sancionados, porque su puesto no le da permiso para tomarse las cosas como le venga en gana. Pero de ahí a querer aniquilar esta figura laboral (ya apenas hay oposiciones en España), personalmente no me parece una buena decisión. Reitero que la mayoría de los funcionarios trabajan y hacen correctamente su trabajo, como lo pienso también de los periodistas, pero por mucho que haya gente empeñada en manchar la imagen del colectivo, debemos ser los propios afectados los que no demos pie a que se generalice una mala conciencia de la labor que realizamos. Por ello no vale proteger ni defender a quienes consiguen dar argumentos a los que buscan desacreditar labores que son primordiales en lo público y realizado por funcionarios.