Sexo por comida

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

02 mar 2018 . Actualizado a las 07:14 h.

Los derechos humanos vienen con nosotros a este mundo, pero hay que pelear por ellos día tras día para que sean respetados, protegidos y sancionados. Por desgracia, se desvanecen en el aire cuando se inicia una guerra. Son frágiles como el cristal cuando se trata de niñas y mujeres en situación de desamparo. Estos derechos que se rompen cuando la necesidad es mucha y la desesperación total en una ciudad sitiada o en un campamento de refugiados. ¿Qué no haría una madre, una esposa, una hija, una hermana para dar de comer o facilitar medicamentos o atención médica a un ser querido? Lo daría todo, hasta su dignidad y eso es lo que se han visto obligadas a hacer muchas mujeres sirias desde el inicio de la guerra. Ahora ha salido a la luz el comportamiento de empleados de oenegés que entregaban ayuda a cambio de sexo. Pero desde el 2011 las refugiadas sirias han sido vendidas a magnates saudíes, secuestradas, violadas y prostituidas por las mafias y expuestas al trapicheo de las ONG. Lo lamentable es que hasta ahora a nadie pareció preocuparle.