Cataluña: coser y recoser

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

05 mar 2018 . Actualizado a las 08:11 h.

el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, ha afirmado, en una carta abierta desde la cárcel Soto del Real -en donde sigue en prisión preventiva por el proceso independentista-, que «volveremos a votar, pero necesitamos coser y recoser» la sociedad catalana. Algo que no parece coincidir con la idea del fugado Carles Puigdemont, quien, ante la imposibilidad de ser investido presidente de la Generalitat, pretende poner en marcha un sistema institucional paralelo en Bruselas, que vendría a ser algo así como su ínsula Barataria, ese lugar que en El Quijote tenía unos mil vecinos.

Según la CUP, en la capital belga habrá también un Consejo de la República (que presidirá el ínclito Puigdemont) y una Asamblea de Representantes de la República, cuya misión será impulsar el proceso constituyente. Estas estructuras se denominarán -¿o ya se denominan?- Espacio libre de Bruselas y coincidirían con la investidura de Jordi Sánchez como presidente de la Generalitat. Lo de los mil baratarios ya no está tan lejos, como se ve. Puigdemont necesita agrandar su corte para crecer y aumentar su visibilidad. Y está dispuesto a hacerlo, porque al parecer no ve otra salida.

Cuesta entender que el circo vaya a más, cierto, pero nada se puede descartar en este trance irrazonable y despropositado. Poco futuro se le ve a lo de «coser y recoser», que propone Cuixart, con esos hábiles deshacedores de cosidos y recosidos al lado. Lo que hace pensar que, si no descabalgan de una vez al airado Puigdemont, vamos a tener lío para rato. Y la ínsula Barataria del Quijote será una broma -porque era una broma- al lado de la corte catalana en Bruselas. Así seguiríamos profundizando en el caos político catalán y en sus muchas incertidumbres no deseadas y demasiado caras.

Muchos esperan que ERC no secunde todas estas posiciones de Junts per Catalunya (JxCat), y hasta Jordi Pujol ha avisado del riesgo que, en forma de decepciones, podría derivarse de un «idealismo excesivo». En este sentido, ha recordado los beneficios de todo orden, materiales, políticos y de progreso general que Europa y la UE han representado, y ha dejado ver su nostalgia por algo que quizá podría llamarse el peso de Cataluña.