El bulevar de Santullano, dudas y sombras

OPINIÓN

13 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Dentro de unos días, a finales de este mes, vence el plazo para que los arquitectos presenten el proyecto del futuro bulevar de Santullano, el acceso a Oviedo en dirección Gijón. El estudio madrileño que ganó el concurso, Eslava y Tejada, disponía de tres meses y casi medio millón de euros para redactar una obra histórica de esas tan bonitas que uno nunca acaba de creer. Ojalá se consiguiera aun la mitad de lo previsto. Dice el ayuntamiento que cuenta con 7 millones de euros de la Unión Europea para la obra, pero tiene pinta de que en una cosa tan ambiciosa ese presupuesto no da ni para empezar, y las arcas municipales están temblando después de los múltiples pufos que dejó Gabino de Lorenzo. La sombra de Gabino es muy alargada. Su legado es todo ruina: farolas y baldosas ruinosas y cuentas mucho más ruinosas aún. Pero esto es otra historia.

Sea como sea lo que se consiga hacer en la entrada y salida de la Y, queda por resolver una cuestión que dejará cojo todo el proyecto y que va para muy largo, no, para larguísimo: la liberación de los terrenos de la fábrica de La Vega. Si la idea es conectar cuatro barrios de Oviedo separados por el río de la autopista, Teatinos, El Milán, Ventanielles y La Tenderina, La Vega es peor que el Mississippi. Defensa no va a soltar así como así todo ese suelo, y sin él todo el lado derecho del plan va a seguir tan aislado como está desde hace muchas décadas. En realidad, para ser justos, es la expansión de Oviedo la que se construyó a los lados de La Vega, que existe desde hace siglo y medio. La Vega ya estaba ahí cuando llegó Oviedo. O sea, que habría que decir que la fábrica constituye una isla en medio de los nuevos barrios de la capital asturiana.

Me parece que muchos arquitectos son en ciertos aspectos como los físicos teóricos o como los políticos: dibujan sobre el papel garabatos que ignoran alegremente la realidad que, como se suele decir, es más tozuda que una mula . O se hace una apuesta de verdad por recuperar La Vega, o el bulevar no cerrará ninguna herida. Revolución, ninguna. Quedará todo desde el punto de vista urbanístico como casi como está, dos zonas aisladas por una autopista, eso sí, con un bonito y probablemente caro maquillaje.