¿Pueden rehabilitarse?

M.ª Carmen González Castro
M.ª Carmen González VUELTA Y VUELTA

OPINIÓN

16 mar 2018 . Actualizado a las 07:05 h.

La única persona a la que se le ha aplicado la prisión permanente revisable en España es a David Oubel. ¡Quién podría olvidarlo! Es el morañés que drogó a sus hijas de 4 y 9 años y después las asesinó con una sierra radial y un cuchillo de cocina. ¿Puede este hombre rehabilitarse e integrarse de nuevo en la sociedad? ¿O puede reinsertarse José Bretón, el padre de los niños Ruth y José de 6 y 2 años, a los que mató y quemó?

Los casos de Gabriel y Diana Quer han vuelto a colocar entre las preocupaciones de la opinión pública la prisión permanente revisable, cuya derogación probablemente hubiera pasado desapercibida si no fuese por estos dos casos recientes.

Asesinar a un niño como Gabriel o matar (y quizás antes haber abusado) de una joven como Diana Quer son crímenes atroces. Y los responsables de barbaries de este tipo merecen dos cosas. Primero merecen recibir un castigo acorde al delito cometido. No se puede llamar justicia a un sistema que permite que dentro de siete años la familia de Diana Quer se encuentre a El Chicle paseando tan ricamente por las calles de A Pobra. Segundo, merecen recibir ayuda para rehabilitarse y, una vez que hayan cumplido la pena impuesta, intentar reinsertarse. En el caso de la prisión permanente, deben demostrar que se han reeducado para poder volver a una sociedad que les está dando mucho más de lo que ellos le han dado.

Hay quien dice que la prisión permanente revisable es inhumana. Pero si pensamos que solo está prevista para los crímenes más graves, resulta bastante menos inhumana que el delito que ellos han cometido. Incluso se les da a los asesinos la oportunidad de, al cabo de unos años, volver a tener una vida normal si se esfuerzan. Es una segunda oportunidad que no tendrán nunca sus víctimas.