Elecciones cantadas, pero no irrelevantes

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

OPINIÓN

Alexei Druzhinin | dpa

17 mar 2018 . Actualizado a las 08:53 h.

No hay duda de que Vladimir Putin es un gobernante autoritario y de que el sistema político que dirige es un régimen, en el sentido de que casi todos los resortes del poder están en sus manos, de manera directa o indirecta. Pero eso no quiere decir que las elecciones presidenciales de mañana, en sí, sean una farsa. Putin ganará con toda certeza, pero no será porque haga trampa. Puede que, al final, como ha sucedido en el pasado, los encargados de contar los votos falsifiquen los resultados en algunos o muchos distritos, pero será un ejercicio torpe de servilismo, y se hará solo para conseguir un resultado más redondo y espectacular. En una competición justa, Putin ganaría igualmente. La suya es una popularidad que puede resultar desconcertante para los extranjeros, pero no lo es para los rusos, que le juzgan por comparación. Y lo que había antes de Putin -Yeltsin- era infinitamente peor.

También la comparación con las alternativas actuales favorece a Putin. La prensa occidental se enamoró hace tiempo de Alexéi Navalni, un joven opositor al que hizo todo lo posible para dar visibilidad. Lo que raramente se explica de Navalni es que es un candidato ambiguo cuyo programa de lucha contra la corrupción oculta otro de extrema-derecha nacionalista, más peligroso, quizás, que el del propio Putin. Con Navalni fuera de la carrera ?en diciembre fue descalificado?, la prensa occidental se ha vuelto a equivocar al adoptar ahora a Ksenia Sobchak, la «Paris Hilton» rusa, una celebrity millonaria. Su oposición a la anexión de Crimea y su defensa de la OTAN son profundamente impopulares para el ruso de a pie. En las encuestas apenas pasa del 1 % de intención de voto.

En realidad, la única alternativa a Putin que remotamente pueda existir son los comunistas, cuyo bagaje histórico tampoco es el mejor. Su candidato, Pável Grudinin, se mueve en torno al 10 % en las encuestas, por lo que tampoco tiene posibilidades. Pero si logra un resultado algo mejor podría poner al Partido Comunista en una magnífica posición para las elecciones de la Duma. Es cierto que en un sistema como el ruso el control del Legislativo no tiene gran importancia. Pero Putin no puede presentarse a un tercer mandato ?este será ya el segundo consecutivo?, con lo que este será de transición. De transición a una Rusia post-Putin. Es ahí donde importa la posición en que queden los distintos candidatos, aunque sea a una distancia imposible del ganador.

Por eso no se puede decir que estas elecciones no tengan ninguna importancia, ni que Rusia sea simplemente una dictadura. Rusia es una democracia muy imperfecta a la que el populismo extremo convirtió, en su día, en fallida. Y las elecciones, con todos sus defectos, mostrarán las preferencias de los electores y, hasta cierto punto, como cambiarán cuando las cosas cambien, no se sabe si para mejor o para peor aún.