El amigo imaginario

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa CON LETRA DEL NUEVE EL DESAFÍO SECESIONISTA

OPINIÓN

23 mar 2018 . Actualizado a las 07:03 h.

Quién no ha tenido un amigo imaginario. Mi hija Alicia, que ahora ya tiene 7 años, hasta hace poco tenía uno que se llamaba Leo León y había que andar con ojo para no pisarlo cuando corría por una dimensión paralela del pasillo. No sé qué habrá sido de él. En El invisible Harvey, James Stewart hace de Mr. Down, un tipo bondadoso y algo borrachín que va paseándose por ahí con su amigo imaginario: un conejo blanco e invisible de dos metros de altura que solo él puede ver.

 La película está plagada de frases gloriosas. Hay una digna de Chesterton, cuando el psiquiatra de Down, el doctor Anderson, lo localiza en un garito y el gran Jimmy le invita a sentarse con él y Harvey a charlar:

-Jamás se habla de nimiedades en un bar.

Los secesionistas catalanes también van por ahí con su amigo imaginario a cuestas, la independencia de Cataluña, y como James Stewart, a veces se van de cañas junto a ese gran conejo blanco que a ellos les parece épico y gigantesco, pero que los demás no logramos ver.

La murga de la secesión, con el anestésico monólogo de Turull ayer en el Parlament a modo de réquiem, está ahogándose en su propio sopor, con unos fugados, otros en el talego y la mayoría de los insurrectos reconvertidos en indepes del salón de té de Barbie y Ken.

Es el problema de ir por ahí de la mano de un conejo invisible de dos metros, que al final acabas replicando lo mismo que Stewart a su psiquiatra:

-Doctor Anderson: Tenemos que enfrentarnos con la realidad un día u otro.

-Mr. Down: Yo me enfrenté con la realidad durante 35 años y me alegra decirle que al final la he vencido.