Acerca del nuevo ciclo de cambio en Asturies. Carta abierta al compañero Gaspar Llamazares

OPINIÓN

Gaspar Llamazares abandonando en el hemiciclo de la Junta
Gaspar Llamazares abandonando en el hemiciclo de la Junta JLCereijido

17 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En la víspera de la conmemoración del aniversario de la II República se publicó en este medio un manifiesto firmado por mi compañero y portavoz parlamentario Gaspar Llamazares.

Cierto es que no poseo  su trayectoria, ni su reconocimiento público como aval pero la osadía que es un defecto, o virtud, de la juventud me respalda.

Definir como Operación Gatopardo a la crisis económica, política y social que vivimos desde hace una década es poco apropiado para un político de izquierdas. Lo cierto es que esta crisis dio lugar a un proceso de movilización social que supuso una fuerte embestida al Régimen del 78 y a sus estructuras políticas. Por ello, está siendo contestado con una reacción desmesurada de los poderes político, económico y judicial para mantenerse.

No puedo estar de acuerdo con usted, quizás porque la esperanza en el cambio social y político me lo impide, en analizar que todo haya cambiado para que nada se transforme. Los procesos de transformación social no son instantáneos, son progresivos, acumulativos y llegarán a desenvolverse sin ninguna duda.

Quizás lo que más destaque de su manifiesto es la fuerte institucionalización de su análisis centrado, casi en exclusiva, en el Parlamento español y asturiano. No se lo reprocho, ya que usted lleva siendo parlamentario nada menos que veintitrés años. Y, como nos enseñaría Carlos Marx, el ser social determina la conciencia individual, y eso es demasiado tiempo codeándose con los gestores del Régimen.

Pese a la excesiva institucionalización de su manifiesto olvidó el mayor estandarte que posee IU Asturias, su política municipal. Nuestros municipios, alcaldesas/es, concejalas/es son nuestro principal valor y ,sin duda ,debemos aprender de su trabajo día a día a pie de calle, en muchas ocasiones siendo también atacados, injustamente, por quienes se dicen, o les dicen, aliados en la izquierda.

Coincido con usted en la rearticulación de la derecha, el análisis económico del Gobierno central y en la crítica a las políticas de austeridad de la Unión Europea. Pero no puedo estar de acuerdo en que dos movimientos tan importantes como la movilización del 8-M y la defensa de las pensiones hayan sido «por sorpresa».

El 8-M fue sin duda la gran movilización de los últimos años, organizada, planificada y ejecutada mediante la unidad del movimiento feminista y su trabajo coordinado, en ocasiones, sin contar con grandes apoyos del mundo de la institución. Y esa es la vía que, aquellas que creemos en el cambio social y político, debemos asumir. La esencia de la izquierda no se encuentra sentada en un sillón en algún parlamento se encuentra en la calle, junto a los movimientos sociales, apoyando el empoderamiento y la movilización popular. Sin duda, ese trabajo es más importante que el que podamos desarrollar en cualquier institución. Le invito a probarlo, y no olvide que sin organización social la representación política de la izquierda dentro de este sistema, corrupto e injusto, carece de sentido.

Y por fin, hablemos de Asturias. Catalogar al PSOE dentro de la izquierda es algo incomprensible teniendo en cuenta que fue el propio PSOE quién firmó una reforma laboral, quien recortó, también en pensiones, y quien lleva años gobernando de manera clientelar nuestra tierra. Son parte del problema, no de la solución. Quizás basta ver quién es la representante del cambio socialista en Asturias, esa Adriana Lastra de 39 años que nunca ha trabajado fuera de la política.

Con los desplantes del PSOE a nuestra organización nadie se ofende y sin embargo la identidad es un recurso recurrente es sus intervenciones. Muchas de las militantes de IU Asturias no tememos por nuestra identidad, que no es más que transformar esta sociedad para construir un futuro mejor y lleno de oportunidades, para tener una vida digna. Y no se preocupen, porque mientras haya injusticia siempre habrá alguien que luche contra ella y eso es, Izquierda Unida.

Sin embargo el temor planea sobre usted y algunos de nuestros compañeros. El miedo del fantasma morado les inmoviliza. Me niego a hablar de otras organizaciones, pues el objetivo de esta carta también es hacer un llamamiento a todas aquellas militantes de Izquierda Unida que estén hartas de perder el tiempo hablando del PSOE o de Podemos.  Muchas queremos trabajar para construir una IU fuerte y cohesionada, útil, que esté en la calle día a día, movilizando, removiendo conciencias y sea capaz de llevar ese trabajo, posteriormente, a las instituciones.

Una  IU que no pierda el tiempo encerrada en sedes, que se regenere y apueste por la lucha como única vía de transformación social. ¿Por qué? Porque la dignidad es lo único que nos queda. Me gustaría explicarle una realidad, que quizás desconozca: las jóvenes como yo sufrimos una tasa de desempleo joven que se encuentra en torno al 46 por cierto. Las jóvenes asturianas somos objeto de precariedad reflejada en contratos temporales y a jornada parcial. En lo que llevamos de 2018 más del 90 por ciento de los contratos jóvenes son temporales y de estos, más de la mitad  a tiempo parcial y, mayoritariamente, en el sector servicios.

Una juventud que sólo representa el 12% de la realidad asturiana, una juventud obligada a emigrar y que no puede hacer frente al coste que supone la vivienda de alquiler -52% de sus ingresos- o  el pago de una cuota hipotecaria -el 48.7%-.

Una juventud que lo ha perdido todo, menos la esperanza. Y esta es también la juventud que milita y defiende con orgullo el proyecto de Izquierda Unida de Asturias. Una juventud preparada, no para asaltar los cielos, pero sí las calles y también, por qué no, nuestra propia organización.

Porque a fin de cuentas, el cambio comienza en casa, y veintitrés años, son demasiados.