ETA publica su esquela

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa CON LETRA DEL NUEVE

OPINIÓN

21 abr 2018 . Actualizado a las 09:32 h.

Como los etarras son unos indigentes mentales, que si no ponen la pistola encima de la mesa apenas pueden articular palabra, les voy a explicar pasito a pasito -para que lo entienda hasta Txapote- lo que pienso del comunicado publicado ayer en Gara.

1.º ETA no se disuelve. ETA ha sido puesta de rodillas por la democracia; por la Guardia Civil, la Policía, la Justicia, la legislación, la política y la sociedad civil. Esto no es como ir al Registro Mercantil y declarar la liquidación de la empresa ETA S. A. para que en los juicios pendientes no haya condenas por pertenencia a banda armada. ETA ha sido doblegada y, sí, aunque no le guste a los tibios, hay vencedores y vencidos. Los ganadores somos los que poníamos la nuca y los derrotados son los que apretaban el gatillo.

2.º El infame texto en el que presuntamente se pide perdón «de veras» distingue entre dos tipos de víctimas. Cito literalmente: «A consecuencia de errores o decisiones erróneas, ETA ha provocado también víctimas que no tenían una participación directa en el conflicto, tanto en Euskal Herria como fuera de ella. Sabemos que, obligados por las necesidades de todo tipo de lucha armada, nuestra actuación ha perjudicado a ciudadanos y ciudadanas sin responsabilidad alguna». Al margen del sarcasmo insoportable de que una banda terrorista no se acabe arrepentir del todo de sus crímenes, pero recurra a la corrección política para hablar de «ciudadanos y ciudadanas», este párrafo es el epicentro de la ignominia. Porque, según la lógica demencial de ETA, entre los 829 asesinados hay muertos accidentales, daños colaterales, como esos transeúntes que tuvieron la poca fortuna de pasar por allí cuando los aguerridos comandos pulsaban el mando a distancia del coche bomba, y hay asesinados que están bien asesinados: militares, policías, jueces, fiscales, guardias civiles y políticos. A unos les pide perdón con la boca pequeña, y a otros los da por bien muertos en el curso del conflicto, el eufemismo para referirse a sus tiros en la nuca.

3.º La banda se proclama heredera de las víctimas del bombardeo de Guernica. Podemos recordar que miles de vascos y navarros formaban los requetés de carlistas que lucharon junto a las tropas fascistas de Franco contra la II República. Pero además habrá que explicar que esa leyenda creada por los nacionalistas vascos y catalanes, según la cual la Guerra Civil fue una lucha del resto de España contra Euskadi y Cataluña, es una miserable falacia que se desmonta con un par de ejemplos. En mi ciudad, A Coruña, el Gobierno Civil fue bombardeado por un fascistilla llamado cabo Santiago Gómez y la casa de Santiago Casares Quiroga, presidente del Consejo de Ministros de la República, fue asaltada y saqueada, y su fabulosa biblioteca quemada en un aquelarre nazi. Por no olvidar a todos los republicanos que fueron fusilados en el Campo da Rata o que aún reposan en las cunetas y fosas comunes. Por cierto, en julio de 1936, Galicia tenía el mismo Estatuto que Cataluña o el País Vasco. Porque parece que si no matas o amenazas con la secesión no tienes los mismos derechos históricos. Así que lecciones de democracia y autogobierno a Galicia, las justas.

4.º Casi más viles y cobardes que los etarras han sido todavía los equidistantes, los Setienes y los Arzalluz, que siempre hablaron de «víctimas de uno y otro lado».

5.º Lo único que ha pasado ayer es que la difunta ETA ha publicado su esquela en Gara. Solo falta que oficie sus exequias fúnebres el obispo Setién. El mismo que prohibía que se celebrasen en la catedral de San Sebastián los funerales de las víctimas de ETA.