TV3: el Gobierno nos debe una explicación

Roberto Blanco Valdés
Roberto L. Blanco Valdés EL OJO PÚBLICO

OPINIÓN

Christian Charisius | DPA

25 abr 2018 . Actualizado a las 07:20 h.

La mayoría de ustedes recordarán sin duda la desternillante escena de Bienvenido, míster Marshall en la que el inmenso Pepe Isbert, alcalde de Villar del Río a la sazón, proclama desde el Ayuntamiento a voz en grito aquello de «como alcalde vuestro que soy os debo una explicación y esta explicación que os debo os la voy a pagar».

Pues bien, como el munícipe más célebre de nuestra historia, también Mariano Rajoy nos debe una explicación sobre un tema esencial de la política española, explicación que ya no puede demorar: ¿cómo es posible que teniendo instrumentos legales para evitarlo de una vez -los que le da el artículo 155 de la Constitución- consienta el Gobierno de España que la televisión pública autonómica sea en estos momentos el principal instrumento de agitación y propaganda con que cuenta la secesión en Cataluña?

La necesidad de acabar con este escándalo de manipulación informativa, que no tienen ni siquiera lejano parangón en ninguna televisión o radio públicas de las que existen en España, se deriva, sin duda, de la inmensa e inadmisible burla que ello supone al menos para la mitad de población de Cataluña, a la que TV3 considera con una desvergüenza insufrible enemiga del país, a pesar del hecho obvio de que la radio y televisión autonómicas se financian con dinero que sale también del bolsillo de los no nacionalistas.

Pero, por desgracia, no se trata solo de eso, sino de algo si cabe mucho más grave todavía. Se trata de que en estos momentos TV3 es una pieza básica de la estrategia política de los secesionistas: la deslegitimación de la democracia española por el independentismo y el mantenimiento de la tensión política entre las instituciones democráticas del Estado y las fuerzas vivas de la rebelión. Esa estrategia necesita, como agua de mayo, de un instrumentos de manipulación masiva de la opinión pública catalana, que es lo que hoy representa justamente TV3. Por eso, poner coto al ignominioso abuso de TV3 contra los catalanes no nacionalistas y contra nuestra democracia es ya una necesidad urgente para hacer frente a la gravísima situación que se vive en Cataluña, que los medios públicos autonómicos contribuyen constantemente a empeorar.

He leído en los periódicos que el Gobierno no intervino desde el principio TV3 porque esa fue una condición que puso Pedro Sánchez para apoyar la aplicación del artículo 155 en el Senado. No sé si es verdad, pero conociendo al personaje, no me extrañaría. En cualquier caso, vista la trágica evolución de los acontecimientos en Cataluña el Gobierno tiene necesariamente que acabar con la impunidad de una manipulación informativa que recuerda a la del franquismo o a la de los antiguos países socialistas. Y si no lo hace, debe explicarnos cual es el motivo de su increíble pasividad en un asunto de tanta trascendencia, del que depende ya la estabilidad política de España y la paz y concordia en Cataluña.