El fin de ETA es una mentira

OPINIÓN

07 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El fin de ETA es una mentira. Una de tantas. No hay fin de ETA mientras existan crímenes impunes y son muchos. No hay fin de ETA mientras esta banda no redima los delitos cometidos por vía penal, y con un perdón leal y verdadero de corazón.

En sus últimos comunicados bélicos hablan de conflicto, sin ningún arrepentimiento ni sinceridad sobre su historial. Si han participado en una guerra, la han perdido. Y según los códigos de honor históricos e internacionales, quien pierde la guerra, se entrega. ¿Por qué no lo hacen? ¿Por qué optan cobardemente por la fuga? ¿Es que no tienen conciencia ni honor?

Han perdido pero no lo aceptan. ¿O tal vez no han perdido y todo esto es un espejismo político? Tal vez lo único que han perdido son sus fuentes de financiación y la confianza de los poderes que amamantaban a sus cachorros. Esos poderes que ahora deciden que no toca el coche-bomba y la ‘nueve milímetros parabellum’.

De todos los discursos políticos que han aderezado la penosa y falsa escenificación del presunto final de ETA, la conclusión es que los principios de insolidaridad, totalitarismo, crueldad, desleatad, chantaje, extorsión y complejo de superioridad que inspiraron esta brillante acción político-militar siguen vivos.

La consigna de la nueva era etarra es «los vascos seremos lo que queramos ser». Y me pregunto con qué proyecto político, y con qué financiación. Porque tal parece a estas alturas que ETA haya sido un fenómeno exclusivo de Euskadi y que Euskadi no tiene que nada que ver con España.

La pantomima del final de ETA está marcada por la incoherencia y la falta de valentía personal y política, y demuestra una vez más que en España, en las grandes cuestiones que afectan a la ciudadanía ni hay acuerdo ni consenso ni el más mínimo respeto por el devenir del otro. O sea una falta de sentido de la responsabilidad y sentido de estado total y absoluta.

¿Cómo es posible que el presidente del gobierno de la nación, D. Mariano Rajoy, no esté presente en este acto de sentida rendición? ¿Es que ya ha pagado el impuesto revolucionario a través del cupo vasco y no quiere ponerse en la foto?

¿Y el presidente francés? Que falta de hospitalidad faltar al acto en su propia casa, que además durante tantas décadas fue el dulce hogar de los soldados vascos.

¿Y Felipe González? No estaba de mediador internacional, con lo él adora las causas complicadas, que le vienen como anillo al dedo a su conciencia política y su ideario social. ¿Le traerá malos recuerdos el GAL?

Tampoco vi en las fotos de familia a ningún obispo ni cardenal. ¿Se les habrá olvidado que durante décadas bendijeron con la palabra de Dios los crímenes contra la Humanidad de ETA?

¿Y Ciudadanos? ¿Su nicho de negocio no está en empresa tan complicada?

¿Y el rey de España? ¿No sabe/no contesta? Pues la millonaria asignación estatal no es solo para inaugurar congresos, sino también para mojarse en situaciones de extrema gravedad como la que nos ocupa.

El fin de ETA es una falacia en medio de esta ilusión (o desilusión, según se mire) llamada España. Casi mil muertos para nada. Bueno, como el millón de muertos y exiliados de la Guerra Civil, cuya verdad sigue enterrada en las cunetas…