El programa favorito de Donald Trump es Fox & Friends, un territorio amigo al que de vez en cuando llama personalmente cuando quiere hacer puntualizaciones. A veces cambia de canal para ver algún espacio donde su figura sale mejor parada que en el promedio de la programación, por ejemplo la serie Roseanne. Él fue uno de los casi veinte millones de espectadores que vieron en EE.UU. el regreso a la pantalla del matrimonio Conner tras desempolvar la colcha de ganchillo de su sofá. Después de veinte años, Roseanne y Dan, que sigue vivo, intercambian pastillas porque el seguro médico no les cubre los tratamientos. Tras el buen dato de audiencia de su debut, el presidente felicitó a la actriz principal, declarada votante de Trump que ha convertido a su personaje para la causa.
Roseanne, que llega a España a través de Neox sin apenas retraso con respecto a EE.UU. y puede recuperarse en su plataforma Atresplayer, no sigue la corriente crítica contra el impopular presidente e intenta escenificar la paz social entre ambos bandos políticos con una reconciliación fraternal. «Debería intentar entender por qué has votado al loco que has votado», dice Jackie, hermana de la protagonista y partidaria de Hillary Clinton. «Y tú quieres que el sistema dé asistencia médica a todo el mundo porque eres una persona bondadosa que no tiene ni idea de matemáticas», matiza Roseanne.