Setenta años después de la Nakba

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

15 may 2018 . Actualizado a las 08:01 h.

Pese a que era evidente que los palestinos protestarían por el traslado a Jerusalén de la Embajada de EE. UU. en Israel, las manifestaciones tras el anuncio de Trump en diciembre pasado no fueron tan intensas como muchos analistas esperábamos. De hecho, han contrastado con la denominada Gran Marcha del Retorno iniciada el 30 de marzo, en conmemoración de la muerte de seis manifestantes en 1976, cuando protestaban por la confiscación de sus tierras. Esta movilización consistió en la instalación de cinco campamentos a lo largo de la frontera de Gaza con Israel y manifestaciones y protestas para reclamar la devolución de los territorios ocupados. Estaba previsto que finalizara el 15 de mayo, día del 70.º aniversario de la creación del Estado de Israel, la Nakba (desastre) para los palestinos, pero es muy probable que se prolongue.

Hasta ayer daba la impresión de ser un conflicto controlado. Sin embargo, solo era una ilusión y ha sufrido una escalada abismal con la instalación oficial de la delegación diplomática estadounidense en Jerusalén, a la que incluso ha asistido la hija de Trump. Este acto, justo un día antes de que se cumplan siete décadas del nacimiento de Israel, a poco más de una semana del anuncio del fin del acuerdo nuclear firmado con Irán y del lanzamiento de misiles israelíes contra posiciones iraníes dentro de Siria, es la gota que ha colmado la paciencia de los palestinos, que ven cómo la aparente equidistancia de la Casa Blanca en el conflicto palestino-israelí se ha ido desvaneciendo para decantarse claramente a favor de los segundos.

Y es que, a pesar de las protestas de ayer con sus cincuenta muertos y dos mil heridos, las cinco guerras y las intifadas con sus miles de fallecidos y los cientos de miles de desplazados, setenta años después, la situación de los palestinos en lugar de mejorar empeora. La opción de los dos Estados, tan denostada durante décadas, parece la única solución, cuando hasta la mayoría de los países árabes han permanecido silenciosos cuando no abiertamente favorables a Israel en su enfrentamiento con Irán.