Llarena, el gran patinador

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

19 may 2018 . Actualizado a las 08:34 h.

La Justicia española se está poniendo en evidencia ante Europa y el mundo por la labor del juez Pablo Llarena, que parece obcecado en mantener unos postulados que no comparten el resto de sus colegas europeos. La última en la frente se la ha dado un juez belga negando la extradición de los exconsejeros Comín & Cía, nada menos que por defectos de forma, porque en la documentación enviada no figuraba ninguna orden de detención nacional. Ayer mismo, la Fiscalía le pidió que haga bien los deberes y vuelva a realizar la petición. 

Desde que el juez Llanera se lanzara en persecución de los líderes de la revolución de los señoritos, ha hecho más horas de patinaje que nuestro campeón mundial Javier Fernández. Es ya un profesional del deslizamiento; eso sí, con permanentes resbalones y planchazos. Activa y desactiva órdenes de detención; cambia las acusaciones de rebelión por sedición; realiza acusaciones que no comparten otros destacados juristas y, por el momento, Alemania, Bélgica, Suiza y el Reino Unido ya le han afeado la conducta. Pero lo que es peor, ha logrado colocar a nuestra Justicia en un disparadero para regocijo generalizado de independentistas y forofos.

Está visto que Llarena va pasado de revoluciones. Quizás se ha tomado demasiado a pecho lo acontecido en Cataluña y no olvidemos que tuvo que soportar amenazas y agresiones. Pero en un asunto tan delicado como es este, su señoría debería de haber actuado con más rigor y disparar sobre seguro porque no es posible que la Justicia de media Europa se ponga de acuerdo para descalificar a la española. Más bien hay que pensar que es esta la que está fuera de las coordenadas establecidas.

Hace tiempo ya que España perdió la batalla informativa del procés. Por incomparecencia del Gobierno. Ahora mismo, en medio mundo, se creen que aquí hay presos políticos y que robamos y freímos a porrazos a los catalanes. Y ahora estamos a punto de perder la otra batalla, la judicial. Porque parece que en vez de estar un magistrado instruyendo la causa del procés, está el rey del patinaje.