Viraje inevitable

OPINIÓN

15 jun 2018 . Actualizado a las 07:26 h.

No por previsible el anuncio de la retirada de estímulos por parte del BCE resulta menos impactante. Es un cambio que tendrá sin duda importantes efectos... aunque no sabemos exactamente cuáles. Recuérdese que, cuando la Reserva Federal estadounidense inició hace algún tiempo un movimiento similar, un cierto desorden sobrevino en los mercados, que están todavía acusando trastornos considerables, sobre todo en los países emergentes. Pero la situación en Europa es más compleja. Venimos de una política monetaria no convencional, heterodoxa, que ha utilizado todas las herramientas posibles con el fin de estabilizar las finanzas del euro, primero, y servir de palanca para la reactivación, más tarde.

Esa política ha sido un gran acierto en líneas generales; sus objetivos han sido alcanzados. Podría verse como un tratamiento de choque aplicado con éxito a un enfermo crítico. El problema es que una terapia así tiene fecha de caducidad: por eso es inevitable un cambio de política. Además, como consecuencia de los estímulos masivos, se han producido daños colaterales. El más importante: una enorme masa de liquidez ha salido a los mercados, produciendo nuevas burbujas e incorporando una buena carga de incertidumbre, pues no existen precedentes de absorción de una bolsa de liquidez a esa escala. Eso justifica la afirmación de algunos expertos de que, en cierto sentido, vamos hacia aguas desconocidas.

¿Sobrevivirá la línea de reactivación económica de la eurozona al cambio en la política del BCE? Podría ser, pero es verdad que coincide con el final del soplo de otros vientos de cola que han sido muy eficaces en los últimos años (como el bajo precio de la energía) y ello podría actuar como una significativa rémora para el crecimiento. Viene un cambio inevitable, que no parece que vaya a resultar fácil de digerir.