Los pasos de Sánchez

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

18 jun 2018 . Actualizado a las 07:46 h.

A estas alturas ya sabemos cómo ha ido pavimentando Pedro Sánchez su camino hacia la Moncloa. Y hay que reconocerle tesón y habilidad para hacerlo sin llamar demasiado la atención. Ha acreditado su reconocido anhelo y su indudable talento para conciliar una diversidad de apoyos que, al cabo, le han permitido alcanzar el poder. Así, aunque su representación en el Congreso (84 diputados) estaba lejos de poder constituir una mayoría confortable, supo complementarla oportunamente, para formar un Gobierno monocolor, que está teniendo una acogida pública favorable.

Decía el gran Muhammad Ali que «la pelea se gana o se pierde lejos de los testigos, tras las líneas, en el gimnasio, en la carretera, es decir, lejos de donde yo bailo bajo esas luces». Y creo que en el caso de Sánchez ha sucedido algo así. Porque su éxito se fraguó en la carretera, lejos de las luces, en encuentros privados y aún no se sabe bien con qué compromisos adquiridos. El PP de Mariano Rajoy tenía muchos más escaños, pero no pudo con la maquinación de otros contra él y el desmarque del PNV.

Esto ya es Historia, ciertamente, y no cabe marear más la perdiz. Sánchez ha visto cumplida su ambición de llegar a la Moncloa, y Mariano Rajoy, presidente del Gobierno desde el 2011, se ha retirado y ha dejado al PP obligado a buscarle sustituto. ¿Por qué ha precipitado Rajoy esta decisión? Quizá simplemente porque él se ha precipitado, justo cuando los suyos le pedían lo contrario. El tiempo dirá, pero está claro que se fue porque quiso y quizá quiso porque se lo pidió el cuerpo o porque vislumbró dificultades en el futuro. El caso es que se ha ido un parlamentario brillante y esto es siempre lamentable, porque, en efecto, la media tiene un talento fácilmente descriptible.

El propio Sánchez no es muy explícito ni muy brillante, pero yo le auguro una mejoría muy notable en los próximos meses. Porque en el poder también se aprende y el protagonismo continuado estimula la acumulación de recursos y de habilidades dialécticas. El nuevo presidente del Gobierno aceptará con gusto ese desafío de superación. Ha hecho demasiados kilómetros para no querer recrearse ahora en el uso de la palabra.