Pedro Sánchez anuncia el País de las Maravillas

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

20 jun 2018 . Actualizado a las 08:00 h.

El lunes, el día de la renuncia de Feijoo, tuvimos otra noticia importante: la constancia de que Pedro Sánchez no se recluyó en el búnker de La Moncloa desde la foto con sus ministras y ministros. Lo parecía, porque no salió a explicar la dimisión de Màxim Huerta ni compareció ante la prensa con el primer ministro de Irlanda. El lunes dio señales de vida, porque sus equipos de imagen lo sorprendieron corriendo por los jardines de la Moncloa. «Corro, luego existo», dijo Descartes Sánchez, y ordenó a sus asesores: «id por todo el mundo y predicad el evangelio de mi buena forma física». Eso de la forma física y el cuidado personal es muy de los últimos presidentes, supongo que para desalentar a sus adversarios. Andar con rapidez o correr con buen estilo de runner, les envía el mensaje de que abandonen toda esperanza, que el número uno goza de buena salud.

Y esa buena salud se comprobó después, en la entrevista de Televisión Española: tiene buena cara el presidente. Está sereno, como si hubiese ocupado ese puesto toda la vida. Es rápido en las respuestas, sin ese rollo tan habitual en los políticos metidos en líos que no pueden explicar o, sencillamente, no tienen nada que decir. Todavía no tiene esas ojeras que se ponen cuando se duerme en la Moncloa, como si no hubiese nada que le quite el sueño. Digamos que el presidente está donde siempre quiso estar, y eso le hace transmitir una imagen apacible, conciliadora incluso cuando habla de Franco, apaciguadora incluso cuando habla del Partido Popular al que acaba de derribar. Pedro Sánchez, la otra noche, fue la imagen de las mieles del poder.

Por eso ya no piensa en adelantar elecciones. ¿Quién habló de convocar elecciones «lo antes posible»? Esas son cosas que se dicen en una moción de censura, no sea que la gente piense que la presentó para hacerse con el poder, cuando lo hizo solo para sanear el país. Y como el país necesita tiempo para sanearse, don Pedro Sánchez se ha propuesto agotar la legislatura. ¡Qué menos que dos años para tan ingente tarea!

Con ese horizonte por delante, hemos encontrado felizmente al gobernante que tiene clarísima su gobernación: su política migratoria será sensata, lo cual es un alivio; las pensiones ¡por fin! serán mejores y más seguras; los presos estarán cerca de sus familias; si hay recursos se eliminará el copago farmacéutico a los mayores; Cataluña se arregla con diálogo, y sacando a Franco de su sepultura se cerrarán las heridas que nos abrió la historia.

Iba a decir que Pedro Sánchez parece Alicia en el País de las Maravillas, pero no voy a caer en esa falta de respeto. Como los autores de la futura república catalana, el País de las Maravillas es el que él está empezando a construir.