¿Por qué el tripartito está ahora más cerca de volver a ganar en 2019?

OPINIÓN

21 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Siete de febrero de 2017. Salón de plenos del Ayuntamiento de Oviedo. Caunedo la lía. El ex alcalde del PP se encara a los activistas del Movimiento Vecinal Villa Magdalena. Sube la temperatura. Mientras su compañero de filas Gerardo Antuña le sujeta y trata de tranquilizarlo, Caunedo, out of control, brama: «No voy a dimitir y voy a ganar las próximas elecciones». 17 meses más tarde esta posibilidad no sólo se ha alejado para Caunedo, sino en general para el conjunto de las derechas carbayonas, que viven su momento más bajo desde que en junio de 2015 augurasen una corta vida al llamado «tripartito del caos».

Si el largo otoño del Procés catalán alentó el despegue Ciudadanos, la moción ha enfriado el ambiente para el partido de Rivera, que, como el PP, sigue sin tener un buen candidato en Oviedo. En la agenda pública el eje de la discusión se desplaza de lo nacional a lo social, generando un marco de discusión que es mucho más favorable a las fuerzas progresistas. Un acuerdo entre PSOE y Unidos Podemos para derogar total o parcialmente las leyes Montoro permitiría a los ayuntamientos gastar más en 2019, y algo fundamental para Oviedo, contratar personal. Si además Pedro Sánchez quiere hacerle un favor a uno de los pocos socialistas que gobiernan una capital del norte de España, facilitará un acuerdo rápido sobre La Vega de cara a las elecciones municipales.

Cristina Pontón, Wenceslao López y Ana Taboada
Cristina Pontón, Wenceslao López y Ana Taboada Tomás Mugueta

Pero el tripartito no sólo se consolida por motivos externos. Pese a sus discusiones, tan aireadas en los medios, el gobierno local ha logrado consolidar un cierto relato compartido sobre por donde debe ir el futuro de Oviedo: Bulevar, Fábrica de La Vega, recuperación del antiguo HUCA, barrios, urbanismo verde, recuperación de servicios privatizados, fortalecimiento de la administración pública, participación ciudadana, economía social, recuperación del monte Naranco... Si bien ha sido SOMOS el principal arquitecto de este discurso desde sus dos concejalías estratégicas, Urbanismo y Economía, PSOE e IU lo comparten en líneas generales, aunque puedan a veces discrepar en los ritmos y las formas a la hora de ejecutarlo. La sensación es que si bien el tripartito tiene un modelo de ciudad que proponer a los ovetenses, la derecha local o vive instalada en la nostalgia del gabinismo, o carece discurso de ciudad más allá de sus permanentes augurios catastrofistas sobre la gestión del equipo de gobierno.

El gobierno necesita llegar a las elecciones de 2019 con los deberes hechos y una mínima tregua interna. Queda menos de un año para que la primera experiencia postgabinista se someta al test de las urnas, y la tentación de Wenceslao López de ejercer más como líder de la AMSO que como alcalde de un gobierno plural va a agudizarse en esta recta final del mandato. La buena sintonía entre SOMOS e IU, la generosidad, el reconocimiento de errores mutuos y la altura de miras entre ambas fuerzas políticas, condenadas a entenderse y reconocerse como dos partes autónomas de un mismo bloque de cambio, serán claves para que López juegue un papel coral y no trate de capitalizar en solitario los logros colectivos del gobierno.