Preocupantes

OPINIÓN

22 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las migraciones han caracterizado la historia de la Humanidad y seguirá siendo así hasta que nos extingamos. Moverse de un lado a otro, normalmente motivado por razones económicas y laborales, es algo que forma parte de nuestro ADN. Unos tienen la suerte de poder desplazarse de manera digna, sin más problema que llevar un pasaporte en vigor con el que estampar un sello en el control fronterizo. Los países tienen derecho a controlar sus fronteras y a exigir visados, pero también no pueden mirar para otro lado ante gente que huye de la miseria, de la guerra, de la violencia y de un ambiente social irrespirable.

El contraste en el modo de actuar de dos gobiernos occidentales como España y Estados Unidos nos lleva a ver que queda mucho por recorrer para un mundo mejor. Es digno de aplaudir el ejemplo dado por Gobierno Español autorizando al Aquarius amarrar en Valencia. Es obligado condenar y criticar al Presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, por su decisión de separar a las familias, dejando a los menores encerrados sin sus padres ni madres en unas especies de jaulas que no puede más que provocarnos indignación y rabia para un país que dice ser el de la libertad. Es cierto que Trump ha dado marcha atrás en esta cuestión pero estamos ante una persona que no ha renunciado a construir un muro con México, a la vez que sigue sin demostrar un mínimo respeto por los más desfavorecidos, insultándolos continuamente y aplicando unas políticas neoliberales que meten miedo.

Europa tiene que ponerse las pilas de una vez en materia de inmigración. No sirvió lo suficiente el caso de Siria para abrirnos los ojos. Casos como los de Hungría e Italia son muy preocupantes. Tenemos y debemos luchar contra el racismo, la xenofobia y la ultraderecha que poco a poco va haciéndose hueco en nuestras instituciones. La solidaridad, la fraternidad y la ayuda humanitaria no pueden quedar relegadas por la intolerancia, el fascismo y el odio. Toca hacer mucha pedagogía y no dejar que la ignorancia gane esta batalla.