El futuro de las personas trans

OPINIÓN

24 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Soy trans, no enferma»

Estamos ante un mes importante en el calendario de cualquier activista por la diversidad sexual y de género que se precie, en primer lugar porque se celebra El Orgullo y en segundo lugar porque este 18 de junio se dio a conocer la noticia de que, al fin, la OMS (Organización Mundial de la Salud) deja de considerar la transexualidad como una enfermedad mental.

Lo primero es algo que se lleva celebrando desde hace mucho tiempo, en España 40 años nada menos, y aunque ahora mismo mucha gente considera que no es necesario es más bien al contrario. Se ha de seguir luchando y reivindicando nuestros derechos ya que si no se hace, avances como el del matrimonio igualitario (2005) no habrían sido posibles.

Lo mismo ocurre con la noticia que se ha dado hoy, las personas transgénero durante mucho tiempo hemos sido excluidas social y laboralmente por nuestra condición, se nos obliga a seguir unos dictados binaristas y llenos de estereotipos rancios para que podamos optar al TRH (Tratamiento de Reemplazo Hormonal) y que a día de hoy son obligatorios si se quiere realizar el cambio registral (Cambiar de nombre y género en los documentos legales). Debemos dejar que se nos tutele y además dar gracias por ello.

Hasta ahora los pasos para optar al TRH son «sencillos»:

Si en tu Comunidad Autonómica hay una UTIG (Unidad de Tratamiento de Identidad de Género) has de pedir que te deriven a ella.

Aquí une psicólogue evaluará, durante el tiempo que considere oportuno, si eres válide para recibir dicho TRH. Y aquí es donde se encuentra el problema, si todo esto fuera un acompañamiento que se solicitase no habría problema, pero no es así, es algo obligatorio y que además conlleva una indefensión brutal: «haz lo que decimos o no tendrás el TRH».

A día de hoy ya no es obligatorio el test de vida real en algunas comunidades, este test básicamente es que uses la ropa de tu género, sin estar aún en TRH. Esto es algo muy grave ya que expone a las personas trans de una manera brutal llegando incluso a poder perder sus trabajos o sufrir agresiones.

El seguimiento que se realiza en las UTIG es abusivo, mezclando orientación sexual con identidad de género, obligando en ciertas comunidades autónomas a realizar «pruebas» para demostrar que de verdad seas trans, además de preguntas invasivas acerca de cómo y con quién mantienes relaciones sexuales.

La noticia de esta semana abre puertas para que todo esto pueda cambiar, la velocidad a la que esos cambios se vean será la de la predisposición de la clase política para legislar pensando en las personas a las que eso afecta.

Este año habrá una razón más para salir y reivindicar que no queremos más tutelajes ni paternalismos.