Moción de censura en el PP

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

07 jul 2018 . Actualizado a las 08:36 h.

Los ajustadísimos resultados que deja el primer acto de la elección del sucesor de Mariano Rajoy al frente del PP, dibujan un panorama tan incierto como inquietante para el partido. La victoria de Sáenz de Santamaría no le garantiza que sea quien dirija la formación en los próximos años. Porque puede ser víctima de esas prácticas tan denostadas por los populares a lo largo de su historia. Lo que ellos mismos denominaron «un pacto de perdedores» puede llevar a lo que es una moción de censura que aparte a la ganadora.

Tanto tiempo nos llevan convenciendo de que lo que ha de imponerse es la lista más votada que ahora resulta sorprendente que, a poco de conocerse los primeros resultados de la jornada de primarias, comiencen ya a hablar de pactos. Como el que pueden establecer Pablo Casado, con su inesperado segundo puesto, y Dolores de Cospedal, la gran derrotada. Si al final ese acuerdo fructifica, Santamaría habrá sido víctima de una moción de censura en su más clara acepción, que consiste en olvidarse de los votos y sumar los apoyos necesarios para desplazar a quien ha obtenido el mayor apoyo en las urnas. Es este caso concreto, en las cajas de cartón reciclado.

La moción que llevó a Pedro Sánchez a la Moncloa ha sido una operación idéntica a la que se vislumbra en el PP. Quienes no ganan las elecciones, lo que los populares llaman reiteradamente «pacto de perdedores», llegan a un acuerdo para desbancar a quien sí las ganó. En esta ocasión, a Sáenz de Santamaría, quien, nada más conocer los resultados, comenzó a apelar a la candidatura ganadora; es decir, la lista más votada.

Desde la propia tribuna del Congreso y desde todos los platós se nos ha recordado que la moción de Sánchez es ilegítima porque no permite gobernar al ganador, que aplicándolo al caso del liderazgo popular será lo mismo, ¿o no? Si llegan a un acuerdo y trituran a Santamaría, el PP tendrá un presidente ilegítimo gracias a un «pacto de perdedores».

Ya decía Cospedal no hace mucho que «los pactos de perdedores siempre acaban siendo malos para los ciudadanos». Y nos recuerda el Quijote que jamás debemos de decir «desta agua no beberé».