Salma Okonkwo

María Cedrón ¡CORRE FORREST, CORRE!

OPINIÓN

08 ago 2018 . Actualizado a las 08:12 h.

Salma Okonkwo nació en Acra. Creció junto a sus trece hermanos en una familia acomodada dedicada al sector inmobiliario y al ganado. Vivía en la capital de Ghana, pero solía ir a ver a su abuela al norte. Allí aprendió mucho de las mujeres Akan. No sabían leer, pero conocían bien la fórmula para obtener márgenes de beneficio. Con los ahorros que reunió su familia, pudo saltar de una escuela en la que apenas había agua a la universidad en Los Ángeles. Fue contratada por Sahara Energy Group con la que regresó a Ghana. Cansada de que le dijeran cien veces no a sus propuestas, empeñó varias propiedades que había heredado y levantó una empresa con la que surtir de petróleo y gas a las familias del norte. Aquella niña del clan Akan es ahora presidenta de UBI Group. Esta semana cuenta en Forbes su historia y su nuevo proyecto para construir la granja solar más grande de Ghana, un país para el que el Banco Mundial augura el mayor crecimiento del planeta para este año (un 8,3 %). Su objetivo es entrar en el negocio solar, pero también dar trabajo en el norte. La historia de Salma es parecida a la de todos los que aprovechan su conocimiento para cambiar su entorno desde dentro, pero se hace grande porque ocurre en un pequeño país del África subsahariana. Y porque, a diferencia de la mayor parte de las multinacionales que han puesto sus excavadoras en el continente para crear infraestructuras frugales a cambio de materias primas, Salma quiere que la población no se vaya. No lo hará mientras tenga empleo y haya paz. Cree que hay negocios que pueden salvar vidas. No está equivocada. Mediten sobre por qué la gente deja su hogar sabiendo que puede morir en el Mediterráneo. Igual hay que cambiar las reglas del juego. Como Salma.