Es hora de dejar el sofá y abrir la boca

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño A CONTRACORRIENTE

OPINIÓN

JUAN CARLOS ULATE | reuters

04 sep 2018 . Actualizado a las 07:03 h.

La mitad de la población mundial, unos 3.500 millones de personas, vive en regímenes no democráticos. Es más, según el Democracy Index (Índice de democracia) que realiza anualmente The Economist analizando la situación de 167 países, en el planeta solo existen 19 «democracias plenas». Entre ellas se encuentra España. Para hacer esa clasificación se examinan parámetros como «proceso electoral y pluralismo», «funcionamiento del Gobierno», «participación política» y «derechos civiles». Para dejar claro hasta qué punto España es un Estado con plenas garantías, basta decir que en esa lista de «democracias plenas» no figuran Estados Unidos, Francia o Italia. Conviene saber este tipo de cosas antes de lanzarse a difundir alegremente bobadas sobre la calidad de nuestro Estado de derecho.

Vivir en una democracia es un privilegio extraordinario que no llueve del cielo. Por eso, no está mal que de cuando en vez alguien nos recuerde que para mantener ese estatus es necesario el compromiso activo de todos los ciudadanos. Y que no basta con ir a votar cada cuatro años. Eso es lo que acaba de hacer Heiko Maas, ministro de Asuntos Exteriores de Alemania -otra democracia plena-, que ha llamado a todos los ciudadanos de su país a «levantarse del sofá y abrir la boca» para luchar contra el racismo y la xenofobia. «Todos debemos mostrarle al mundo que nosotros, los demócratas, somos la mayoría. Y que los racistas son una minoría. La mayoría silenciosa debe levantar la voz», aseguró Maas, refiriéndose a los brotes de xenofobia surgidos en su país. Todas y cada una de estas palabras del ministro alemán son aplicables ahora mismo en España con respecto a la situación en Cataluña, gobernada por un político abiertamente racista como Joaquim Torra, que ayer mismo presumió de que no acatará una sentencia judicial que condene a los golpistas, y en donde el independentismo trata de imponer su ideología xenófoba estigmatizando a cualquier discrepante mediante la imposición del lazo amarillo en los espacios públicos y tachando de traidores y extranjeros a quienes defienden el cumplimiento de la ley retirando ese símbolo inicuo que representa además el desacato al Estado de derecho. Las palabras del alemán Heiko Maas cobran aún más significado para los jóvenes españoles cuando añade que «a nuestra generación se le dio como un regalo la libertad, un Estado de derecho y la democracia». «Nosotros no tuvimos que luchar por ella. Ahora estamos dando demasiado por sentado todo eso», asegura el político socialista. En lugar de permitir la infamia de que Torra se presente en la Moncloa con el lazo estigmatizador en la solapa o de ofrecer más argumentos al secesionismo con la falsedad de que Cataluña «tiene un Estatuto que no votó», Pedro Sánchez haría bien en llamar a los demócratas catalanes y a los del resto de España, incluidos esos artistas e intelectuales que callan cobardemente ante el acoso a los no nacionalistas, a «levantarse del sofá y abrir la boca» frente a la xenofobia independentista.