El retratista de la otra Barcelona

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Alberto Estévez | EFE

Captó la cara más marginal de la ciudad, desde el barrio chino hasta el Somorrostro

04 sep 2017 . Actualizado a las 08:59 h.

Retrató la otra Barcelona. Captó las partes oscuras de la ciudad hace décadas. La cara marginal. Las sombras. Lo hizo de forma casi clandestina. Ocultando su cámara. El barrio chino, el Born, el Somorrostro... Prostitutas y marineros. El espíritu de la calle llevado a la imagen. Ese es el legado que deja el fotógrafo Joan Colom (Barcelona, 1921, que falleció ayer a la edad de 96 años.

Se fue después de haber conseguido todo tipo de reconocimientos. Premio Nacional de Fotografía (2002), Medalla de Oro al Mérito Cultural del Ayuntamiento de Barcelona (2003), Premio Nacional de Artes Visuales (2004) y Cruz de Sant Jordi (2006) son algunos de los galardones que obtuvo. Aunque su primer trabajo no estaba relacionado con la imagen, ya que fue contable. La cámara vino después como un pasión que trabajó como autodidacta. Se inició en la fotografía como aficionado a partir de 1958, influenciado por figuras del reporterismo como Oriol Maspons, Miserachs o Masats, como recuerda Efe.

En la década de los 50 se aventuró en el barrio chino para realizar una serie de fotografías. Su primera exposición fue en la Sala Aixelá, en 1961, titulada de manera explícita El Carrer (La Calle). La muestra no estuvo exenta de polémica en los círculos más conservadores. Pero fue entonces cuando Colom emergió como un fotógrafo clave en su generación.

Su trabajo llamó la atención del escritor Camilo José Cela para el libro Izas, rabizas y colipoterras, que editorial Lumen publicó en 1964. Cela centró esa obra en las prostitutas del Raval, temática que volvió a causar revuelo en Cataluña y el resto de España. Una de las mujeres retratadas cursó una demanda y una de las imágenes tuvo que ser retirada.

En diciembre del 2013, el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) organizó una gran exposición retrospectiva de la obra de Colom bajo el nombre Yo hago la calle, en la que reunió más de 500 de sus fotografías. Jorge Ribalta fue uno de los comisarios de la muestra. Ribalta destacó la espontaneidad de los retratos, dibujando el alma de los hombres y mujeres de la calle.

A partir de los setenta siguió fotografiando la cara oscura de la ciudad condal. Fue incorporando el color a su obra, alternándolo con el blanco y negro, pero sin alejarse nunca del gris de la dura realidad de ciertos barrios.