«Un ídolo» del cine, un «apasionado divulgador» y «un hombre simpatiquísimo»

J. C. Gea OVIEDO

CULTURA

El jurado del Princesa de las Artes 2018, en la proclamación del fallo.
El jurado del Princesa de las Artes 2018, en la proclamación del fallo.

Los jurados destacan los valores cinematográficos de Scorsese, pero tambíén su labor como protector del Séptimo Arte en la Film Foundation y su «cercanía» humana

25 abr 2018 . Actualizado a las 22:52 h.

Alguno de los jurados ha salido este mediodía del fallo del Premio Princesa de Asturias de las Artes con la sensación de que el premio había sido «demasiado mediático». Y es posible que este primero de los del 'panteón' asturiano de este año se cuente entre los más mediáticos de los úlimos tiempos. Pero tampoco quedaron muchas dudas, incluso a los defensores de otras candidaturas, que un galardón de las artes a Martin Scorsese admite escasas discusiones en términos de mérito, en pie de igualdad al menos con otras candidaturas que quedaron por el camino; entre ellas, casi hasta el último momento, la del compositor Ennio Morricone. No hubo unanimidad, pero, como señalaba Aitana Sánchez-Gijón, Scorsese se mantuvo en todo momento «en la proa» de la deliberación después de que una parte del jurado hiciese suya contra viento y marea la propuesta del director del Festival de Cine de Sevilla, el gijonés José Luis Cienfuegos.

El cineasta asturiano Sergio G. Sánchez, que ha debutado en el jurado internacional viendo como se premiaba a alguien del gremio, y el también debutante y también asturiano Aarón Zapico coincidían en describir al autor de Taxi Driver y Toro Salvaje como «un ídolo». Pero Scorsese es además un apasionado defensor, divulgador, protector y paladín del cine histórico en la FIlm Foundation y el World Cinema Project. Tal y como ha recordado una tercera jurado de estreno y del gremio del Séptimo Arte, Aitana Sánchez Gijón, la labor del cineasta italoamericano «es admirable porque ha permitido la recuperación de más de 800 películas de todo el mundo» y su labor desborda su talento como director a través de «una labor pedagógica que le hace acercarse constantemente a las nuevas generaciones». Es, ha resumido, «un referente de nuestra era».

Seguramente más comedido en su puesta de lo que se sentía por dentro, Sergio G. Sánchez hablaba en términos parecidos de quien considera «un ídolo de la infancia». El guionista y director de El secreto de Marrowbone atribuye a Scorsese «una carrera intachable con películas como Taxi Driver, Toro Salvaje, La edad de la inocencia y una lista larguísima», pero sobre todo valoraba este mediodía su faceta de «erudito y apasionado, uno de los pocos directores que se preocupa de recuperar y restaurar» el trabajo de otros. Sánchez está seguro de que será «muy interesante escucharle y compartir su sabiduría, y escucharle hablar de cine» cuando previsiblemente venga a Asturias el próximo mes de octubre para recoger su galardón. Una opinión que comparte plenamente Aarón Zapico, para quien el cineasta de Queens es también «un ídolo» y una buena muestra de que el jurado «no solo ha valorado el nivel de excelencia, sino también la dimensión, humana y didáctica, y la capacidad para apasionar a otros por el cine» de Scorsese.

Otro asturiano en el jurado, el escenógrafo Emilio Sagi, garantizaba por experiencia personal que el realizador premiado no defraudará en su contacto cercano. Lo conoció cuando estuvieron a punto de colaborar en una versión de La Traviata para el Teatro Real, pero finalmente las labores de edición de Gangs of New York frustró la experiencia. «Aún así pudimos hablar dos o tres días, y es un hombre maravilloso, de una gran cultura, simpatiquísimo y muy cercano».